jueves, octubre 25, 2012

Hurgando en las tripas de la creación

El premio y el relato
Con motivo de la concesión del premio Nocte al mejor relato nacional a "La necesidad del dolor", Juan Ángel Laguna Edroso, en representación de Saco de Huesos, la editorial que publicó "Carne de mi carne",  la antología donde aparece el relato (y recordemos que también en el número especial dedicado a NOCTE de la revista Sable, editada por Fermín Moreno), me propuso escribir una líneas hablando de dicho relato. Explicando a mi modo qué me llevó a escribirlo, de dónde saqué la idea, qué mecanismos usé..., o lo qué es peor a la hora de exponer: qué buscaba obtener del lector.

Lo cierto es que me dio plena libertad para escribir a cerca del proceso creador alrededor del relato.

Lo que expongo a continuación son la líneas que sustraje a la imaginación y a la memoria, un juego entre inocente y presuntuoso -un autor suele ser siempre un poco inocente, y un mucho presuntuoso al hablar de su obra- que intenta ejercer de improvisada explicación o disección de algunos de los puntos que anidaban en el inconsciente mientras emborronaba la pantalla del ordenador con semejante engendro.

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Por uno de esos incalificables derrapes del destino, el relato “La necesidad del dolor” inserto en la antología “Carne de mi carne”, ganó este año (2012) el premio Nocte al mejor relato nacional. Mis editores —Saco de Huesos— me han sugerido que intente en unas breves palabras explicar qué me llevó a escribir dicha obra, qué mecanismos use, qué detonantes se presentaron para que lo elaborara de esa manera concreta.

Este breve opúsculo, porque no es otra cosa sino un aburrido opúsculo, trata de explicar dichas cuestiones con un éxito relativo, puesto que, muchas veces, querer aprehender la creatividad es un deseo vano, fútil, abonado al fracaso o como mínimo al enredo.


Pero vamos allá:

La sociedad del hedonismo es esencialmente una sociedad egoísta, aunque, probablemente, sería mejor dejarse de generalizaciones, puesto que dicha sociedad, además, también es individualista y por ello el todo está supeditado más que nunca al individuo, a su goce codicioso. Quizá, como individuos, hayamos dado el paso que va más allá de esa denominada “cultura de la satisfacción”, hayamos dado ese paso que hace que la expresión, ese pilar sociológico, se afine y complete llegando a convertirse en “la cultura de la satisfacción a ultranza”.

Obviamente todo comenzó con el impulso hacia lo material: alguien implantó en nuestra maleable mente una necesidad viciosa y compulsiva por lo material, por una continua y alocada carrera; instiló el deseo y luego nos ofreció la solución al malestar nacido de ese deseo: el consumismo, el placer inmediato de poseer, sin más, poseer sin una necesidad concreta, de poseer fácilmente, casi sin esfuerzo, de poseer y no quedarnos satisfechos con la mera posesión, sino anhelantes ante una falso concepto de cambio y mejora que hace que deseemos esperar poseer lo siguiente que se nos ofrece. Se trata de un juego satisfacción-insatisfacción, perverso. Vivimos en una sociedad que se articula, económica, social y psicológicamente sobre esos cimientos: poseer, elaborar necesidades y deseos para luego calmarlos y completarlos durante un breve instante antes de que la insatisfacción vuelva a hacer mella en nosotros, a toda costa, exigiendo un mínimo esfuerzo por ello.

Es obvio que el paso de lo material a lo que no es material se debió dar en algún momento del proceso, en un día indeterminado de la historia, puesto que lo material, sin duda es una de las herramienta que nos permite manejar y acercarnos a lo inmaterial. Es obvio que alguien alguna vez, en algún lugar dio un paso esencial: el paso que le llevó a cambiar el eje sobre el que rotaba la percepción de esta realidad. Y así, el “puedo poseer, puedo hacer realidad mis deseos y a colmar mis necesidades, la sociedad me permite hacerlo” se convirtió en un “tengo derecho a poseer, tengo derecho a hacer realidad mis deseos y colmar mis necesidades, además la sociedad —cualquiera— no se puede interponer en ello” y lo que es peor, no solo en lo que a lo material respecta, sino en lo que a otras necesidades mucho más esenciales y etéreas se refiere…poseer es un derecho inalienable en el sentido más general del concepto de posesión.

El placer.

“La necesidad del dolor” nace en ese caldo de cultivo:

Habla del placer, cuando el placer es una necesidad enfermiza que se alimenta del dolor.

Hay quien dice que solo cuando la sociedad ha pervertido e hipertrofiado su afinidad, su apego, su gusto por el hedonismo, cuando ha caído en la cuenta de la vacuidad intrínseca del placer a toda costa, abriendo las puertas a ese invitado incómodo llamado aburrimiento, solo entonces, el germen del sadismo y el masoquismo germina con plenitud y tiñe con su brutal impronta los deseos y acciones de algunas personas. Placer y dolor son anverso y reverso de una misma moneda para ellos…, están tan unidos que uno involucra al otro necesariamente: uno no es, sin más, sin el otro; y la consecución del uno no se entiende sin la presencia del otro.

“La necesidad del dolor” parte de esta premisa. La exagera, la pervierte. La lleva al extremo en el que la necesidad del binomio placer/dolor, una necesidad de diseño elaborada en nuestra mente, se encara con el impulso natural insertado en los genes. Hablamos de dos fuerzas primigenias, intensas, poderosas e irrenunciables: lo artificial frente a lo instintivo. Y nada más instintivo, visceral, que el amor de una madre, la sumisión de todo por y para la nueva vida: seguridad, comodidad, alegría, deseo; todo sometido por el nexo inmaterial madre/hijo.

En el relato se sucede un enfrentamiento brutal, descarnado, que subvierte finalmente las reglas no escritas de la ley natural. El resultado de dicho enfrentamiento las rompe de una forma trágica y perversa. Y es sabido que cuando las leyes naturales, las leyes, en general, en el sentido antropológico —quizá folclórico—, son subvertidas, el orden global se tambalea, el equilibrio se rompe a su vez y, es por ello que se abran de par en par las puertas a lo sobrenatural; el fino pero resistente velo que separa ambos mundos se agrieta y permite que uno, el sobrenatural, penetre en el otro a sangre y fuego, lo contamine y, en cierta manera, ejerza de terrible e improvisado Demiurgo que castiga, aniquila y restaura el equilibrio a su manera torcida y aterradora.

Esto es, en esencia, lo que forma la base del relato. Los pilares sobre los que se sustentan esas pocas e intensas páginas. Algo que nos hace preguntarnos entonces dónde reside el horror en él: en el suceso en sí, o en las consecuencias que tal suceso desata. Eso lo deciden ustedes: los lectores.

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Si además del texto, queréis leer la breve introducción de Juan en su espacio en "Ociozero": blog Edit-ando, os dejo el enlace aquí.
También os dejo los enlaces a las entrevistas que tanto Fernando Martínez, como Javier Quevedo Puchal me hicieron, hablando de "Carne de mi carne", en las que también hablo un poco de lo mismo desde otras perspectivas.

jueves, octubre 18, 2012

Renglones torcidos - algo negro

No soy muy amigo de insertar mis obras en el blog. Pero en este caso creo que debo hacer un aparte.
Se trata de un relato breve, un relato negro que escribí con motivo de un de concurso organizado por un espléndido bar de Zaragoza, con un tapeo más que excelente,  que se llama La Republicana: "Cuéntale un cuento a la Republicana".
No gané, pero quedé entre los seleccionados para aparecer en un mini-libro electrónico. Algo más que suficiente

Y lo pongo porque se trata de un acercamiento a la literatura negra, otra de mis pasiones; porque me apetece que, una vez en el aire, no se pierda en el dédalo delolvido literario...; y cómo no, por ese ego propio del artista: entre presuntuoso e inocente.

 
La ganadora, para que quede constancia,  fue Angélica Morales.

miércoles, octubre 17, 2012

Urnieta: XXX Hispacón y premio Nocte

Lunes. Es lunes... o martes, no sé; y después de vivir la semana de Pilares y el fin de semana en Urnieta, de visita en la Hispacón del 2012, mi cuerpo quiere venir a decirme que anda cojitranco, algo vacío, nebuloso, diría yo..., o diría él, o quién sabe.

Sin embargo uno se vuelve con buenas sensaciones, buenos momentos, buenos recuerdos. Y es que lo mejor de estos eventos, quizá antes que los actos en sí, suele ser la gente: toda esa gente que lo organiza y que deja de lado su vida para hacer un poco mejor la tuya, esa otra que apenas ves durante el año, gente a la que no conoces en persona y a la que, al fin, pones voz, sustancia y una sonrisa; también a la gente que ves normalmente, buenos amigos, pero sin apenas tiempo, con prisa y ansiedad urbana. Saludos a todos, saludos y sincero agradecimiento por las muestras de cariño, las conversaciones, las alabanzas y críticas, los tragos compartidos..., la paciencia infinita.

Y también regreso con algo más bajo el brazo.
Un premio.
Un "Cucaracho"
Parece increible.
Sí...
Después de tanto tiempo intentando hacerlo lo mejor posible en eso que es escribir.
Después de tanto tiempo tras de eso que se llama literatura.




Lo dicho: "La necesidad del dolor" relato que cierra la antología "Carne de mi carne" (Saco de huesos, 2011) se llevó el Premio NOCTE al mejor relato nacional.

Agradecer a la gente de Nocte su confianza..., a mis editores esa otra dosis más alta de confianza, a mis amigos su apoyo, a mi mujer su paciencia y amor.

Y felicitar al resto de ganadores y finalistas.
Ganadores de los premios Nocte
Ganadores de los premios Ignotus

Y por si alguien se anima y quiero comprobar si el premio es merecido le animo a que lea, sí, que lea.

Carne de mi carne en Saco de Huesos
Carne de mi carne en Amazon

jueves, octubre 04, 2012

Desde las entrañas

Hay personas, escritores noveles en concreto, que tienen la más absoluta capacidad de entusiasmo. Gentes que transmiten energía, unas ganas de ir hacia adelante, de mejorar, de meter la cabeza, de escribir mejor y ser publicados..., sí, que transmiten una energía especialmente intensa cuando estás a su lado y no paran de hablar de sus proyectos, de sus ideas, de sus afanes.

David Rozas Genzor es uno de ellos. Siemnpre en la brega, siempre queriéndolo hacer mejor, queriendo llegar más allá.

Hoy, David presenta el que va a ser su primer libro. Esta entrada quiere ser un mínimo apoyo más a esa intensidad, a esa efervescencia de la sangre joven.

Presenta su antología "Desde las entrañas"

Bienvenido, David.

"Desde las entrañas"
David Rozas Genzor.
Editorial Seleer
Presentación: jueves 4 de octubre. 20.00 h. En el Centro Cívico de Casetas, en Zaragoza


SINOPSIS
Desde las mismas entrañas de su creador, surge una obra tan trepidante como perturbadora. Cuatro relatos adictivos sumidos en una atmósfera malsana y desasosegante que atraparán al lector desde la primera página. Cuatro historias distintas donde las vidas de sus personajes giran 180 grados de forma súbita hacia la fatalidad.
Un grupo de supervivientes enfrentándose al horror que esconde una casa llena de recuerdos y peligros; una extraña niña con un cometido impredecible que irrumpe misteriosamente en la vida de un joven; un accidente imprevisto en las minas de Marte que teñirá de rojo las vidas de los colonos; un embarazo tan increíble como relevante desembocará en el más difícil de los partos para su progenitor…
Ya no hay vuelta atrás, amigo lector. Tú y yo solos aquí dentro. ¿Te atreves a traspasar el umbral y enfrentarte a lo desconocido?


martes, septiembre 25, 2012

CHARLIE MARLOW Y LA RATA GIGANTE DE SUMATRA

Alberto (Alberto López Aroca) me pide que os anime a echarle un vistazo a su nuevo proyecto "CHARLIE MARLOW Y LA RATA GIGANTE DE SUMATRA".
Se trata de un proyecto de crowdfunding a través de la web de Lanzanos.
La verdad es que, después de pasármelo en grande con sus "Zombis de Camford"  no me resulta ni violento ni gratuito hacerme eco de este hecho.




El enlace del crowdfunding es este, y lleva toda la información, la sinopsis, e incluso un vídeo donde cuento de qué va la novela:



Y el enlace de la página de facebook:


viernes, septiembre 21, 2012

Perlas o muñecas rusas

A veces la licencia literaria gusta de tener una duplicidad, el juego de la idea y la palabra se deja domar por dos arquetipos, llamémoslos así, que contienen y definen.

Ando de relectura, por gusto, por añoranza. La elegida, una de mis novelas de terror favoritas, por no decir que la favorita: "Fantasmas", del autor Peter Straub. Ya he hablado de ella en el blog alguna vez, por lo que no entraré a decir más que me sigue pareciendo magnífica. La saco a colación en una nueva entrada porque en ella se me he encontrado con uno de esos recursos literarios que, bien manejados, hacen de la lectura un ejercicio estimulante y hermoso. El relato dentro del relato, la digresión de uno de los personajes que deja de ser personaje puro y se convierte en narrador, en trasunto, en émulo del escritor, en extensión escrita...

En este caso se trata de una escalofriante y sencilla historia de fantasmas y de perversión dentro de otra historia de fantasmas: un cuento a la manera clásica salpicado con elementos que en ningún caso son propios, al menos en una lectura superficial, del cuento tradicional: incesto, maltrato, vampirismo espiritual (sí, permítaseme el palabrejo...).

Lo he leído esta noche, y su lectura me ha traído a la memoria otros ejemplos de perlas en la ostra, de muñecas rusas encajadas una dentro de otra, que me dejaron anodadado. Uno de ellos es el clásico entre los clásicos, el juego de matrioskas por excelencia: "Mansucrito encontrado en Zaragoza", de Potocki. El otro, uno de mis referentes literarios, otra de esas relecturas obligadas: "El halcón maltés" de Hammet.

De la obra de Potocki poco puedo decir, si quisiera hablar de la historia en la historia, en la historia, en la historia..., en la historia, nunca terminaría. Simplemente, léanlo. Pero de Hammet, oh, sí, de él sí recuerdo a Bridgett escuchando a Spade relatando la parábola (considerarla parábola no es imaginación mía..., más gente lo ve así), la parábola de Flirtcraft.

 Érase un hombre trabajador, vulgar, del montón, un hombre como cualquier otro, con una existencia aburrida, una familia como cualquier otra, con deseos y necesidades vulgares, arbitrados y mediocres. Érase un hombre que nunca se ha planteado analizar su existencia, que se dejaba llevar. Érase un hombre que, un día, salió de su casa a hacer lo que hacía cualquier jornada, y que, en el camino, estuvo a punto de morir aplastado por una viga: acontecimiento brutal y aleatorio, acontecimiento señero. Un hecho  -señal- que determinó que reflexionase y decidiera, dado lo extraordinario de tal  augurio, que era necesario empezar de nuevo, cambiar su existencia, borrar de un plumazo su pasado y reiniciarse. Érase un hombre que aparece al cabo de los años. Un hombre que se ha casado de nuevo, que ha encontrado un nuevo trabajo: érase de nuevo un hombre anodino y vulgar, de nuevo el mismo rostro en un marco gris apenas diferentes al anterior marco, de nuevo del montón, anónimo, vacío. Todo cambia para que todo siga igual.

Quizá la historia escondida dentro de "Fantasmas" no tenga la intensidad, la profundidad psicológica de la de Hammet. Pero sí posee un resabio de perversión contra natura, de maldad absoluta que, espero, le guste a quien lo lea. Una pequeña joya del horror, un cuento de vampiros modernos, de los que no necesitan sangre, de esos otros que corrompen el alma con ponzoña y luego se alimentan de ella.

Y mientras seguiré a la busca de la perla, de la muñeca diminuta dentro de la otra muñeca, como buen lector.

martes, septiembre 18, 2012

El héroe derrotado

Nos gustan los héroes. Hay una veta genética que nos hace admirarlos; que, en muchos casos, busquemos imitarlos, adquirir algo de su naturaleza mítica, atemporal; algo de su fuerza, algo de su terquedad. 

El héroe ha dado mucho juego en la literatura (también en la de terror), y de la misma forma que su arquetipo imaginario, ha ido mutando, adquiriendo nuevos matices, apellidos y prefijos…, pienso, por ejemplo, en el “antihéroe” un héroe matizado, algo sucio, fosco, pero héroe al fin.

Nos gusta, nos han educado para esperarlo, que el héroe venza, que sea el protagonista del victorioso final. Si no es así, buscamos que no ceje, que no se rinda que, aunque haya sido derrotado, que sea esa una derrota momentánea, una derrota preludio de lo que seguramente será una victoria grandiosa. El héroe nunca pierde le fe ni la esperanza…, duda, sí, puede dudar, puede mostrarnos su debilidad momentáneamente para mostrárnoslo más humano, pero al final las dudas se disuelven sin remedio en la tormenta  de la catarsis final. 

La armadura del héroe viene dada por su estricta concepción de la realidad y de las reglas que le relacionan con ella; no caben grietas.  El héroe es el dueño de la verdad, de ahí su fuerza. Por eso, unode los mecanismos más atractivos de la creación es el de mostrar la “caída” del héroe…, aunque más que de derrota habría que hablar de el encuentro con la lucidez  —el héroe en pocos casos es derrotado, sino que cambia el eje sobre el que giran sus expectativas y obligaciones—, encuentro con la verdad objetiva que se manifiesta contraria a su verdad subjetiva, una nueva verdad que sojuzga y conmueve, que resquebraja.

Lo inconmovible se conmueve. Eso es…, y esa conmoción tiene un especial atractivo para el creador: el desarrollo del proceso de mutación, el choque del idealismo con lo real carente de matices éticos, solo real, pragmático. O en el caso del terror el choque entre al concepción mecanicista y positivista del mundo contra esa otra, sobrenatural, trágica y depredadora. Un choque que disuelve a la persona, la anula y al mismo tiempo nos anula a nosotros: espectadores que empatizan con el héroe aniquilado.

miércoles, septiembre 12, 2012

Semblanzas y reportajes

Ando leyendo a Gay Talese, sus "Retratos y encuentros". La frontera que divide el arte del periodismo se difumina cuando este tipo de Nueva York arremete contra el papel y se saca de la manga unos artículos exquisitos.

La voz, es la voz que a muchos periodistas de por acá les falta (en lugar de voz es grito), la voz y un cierto distanciamiento por no decir aversión al juicio. Talese no juzga, Talese escribe lo que ve, lo que interpreta del personaje, de su entorno, de su quehacer:le da la forma adecuada, esculpe los hechos y las apreciaciones y nos los muestra sin recato, pero con respeto

En España apenas uno encuentra obras así. Este ha sido y es país de opúsculos, panegíricos, letrillas y pliegos: todos cargados de adulación, de sorna o de desprecio. La ecuanimidad es una característica de la que se huye como alma que lleva el diablo; ser ecuánime, en este país, significa aparentar blandura, mostrar raciocinio, y no, no señores, de raciocinio, de equilibrio, ecuanimidad y racionalidad no se vive, solo se reciben palos. Y si hablamos de ecuanimidad y buen gusto..., joer, la cosa entonces se pone muy fea, y la labor del que busca se convierte en un paseo por el laberinto de Dédalo con el Minotauro al acecho tras cualquier recodo.

Talese, Mailer, Hunter S. Thompson... incluso Papini, mi querido Papini. Por lo menos a uno siempre le quedan estos amigos.

jueves, septiembre 06, 2012

Un par de noticias promocionales y una recomendación

Hola a todos. Después del verano, de dejar atrás una suerte de pereza que aparecía cada vez que me acercaba a un teclado, vuelvo a la carga con algunas cosillas sueltas de relativa importancia.

La primera es la más reciente. Kachi, el inefable editor de saco de Huesos, me ha mandado un mail avisándome de que ya se ha puesto a la venta en formato electrónico (fb2, epub) mi antología "Carne de mi carne" al módico precio de 4€ (entrar a la ficha en la editorial). Una gran noticia, pues soy de los que apuestan por el formato digital. Ya solo falta que la obra salga a la venta en Amazon, lo cual ocurrira lo antes posible.

La segunda es la puesta a la venta ya de la antología editada por Edge en colaboración con NOCTE  "Las mil caras de Nyarlathotep", en la que colaboro con el desbarre "Caperucita Roja y el circo de los susurros", sí ese relato híbrido del cuento de hadas y la vesania cósmico-positivista de Lovecraft. Son solo 9.95€ y se puede encontrar en la FNAC, Cyberdark, así como en la propia editorial Edge.

Y la recomendación:
Esta vez abandono el terror y me sumerjo en mi otro género: el negro, y además, para satisfacción, en el producto nacional. 
Hablo del escritor Alexis Ravelo y la, hasta ahora, trilogía dedicada al ínclito "Eladio Monroy". Ambientada en Canarias: historia potente, castiza, delicada y al mismo tiempo inteligente.Un protagonista inolvidable, con personalidad propia, bragado y tierno; astuto y cabal. Lectura entretenida y con enjundia.
  • Tres funerales para Eladio Monroy 
  • Solo los muertos 
  • Los tipos duros no leen poesía

lunes, julio 23, 2012

Entrevista: "Carne de mi carne"

Javier Quevedo Puchal ha tenido la deferencia y el interés de hacerme una entrevista para su blog personal
"Wapurgis Natch".

Agradecer a Javier dicho interés, algo que podéis leer en este fragmento de lo que comenta en la introducción a la entrevista.

"Lo confieso: he disfrutado mucho leyendo esta antología puede que no redonda, pero sin duda interesantísima y muy recomendable. Sin embargo, quizá no haya disfrutado tanto como entrevistando a su autor. Al fin y al cabo, Tamparillas es uno de esos escritores que (y creedme: no es tan habitual) enriquecen su obra con palabras que la trascienden, en el cara a cara (o en el e-mail a e-mail, en este caso), aportando una visión profunda, compleja y rica en matices, con la que no solo se disfruta, sino que también se aprende. Un autor que habla sin miedos ni complejos, y que (cosa cada vez más rara) antes que escritor ha sido lector voraz. Un autor que, en definitiva, se desnuda con la absoluta libertad que exudan sus relatos."


Leer entrevista completa

Recordamos que Javier es autor de una de las mejores novelas de terror españolas de los últimos años..., y que nadie considere esta afirmación como un peloteo veleidoso, es la pura verdad, a esos les diría: lean "Cuerpos descosidos" y luego  me dicen.

Gracias, Javier.



viernes, julio 06, 2012

Deconstruyendo a Caperucita o Las Mil Caras de Nyarlathotep

¿Y qué es lo que hay tras tan rocambolesco título? Pues una noticia que ya hace un tiempo tenía ganas de compartir.

De nuevo NOCTE y EDGE colaboran. Del mismo modo que con "La llamada de Cthulhu" la editorial ofreció al público la antología "Los nuevos Mitos de Cthulhu", esta vez, con la salida de su juego "Las Máscaras de Nyarlathotep"  hace lo mismo con otra antología asociada al juego."Las Mil Caras de Nyarlathotep"

Esta vez participo tomando algo más de riesgo. Si en la anterior antología, con "March & Cía." ofrecía un respetuoso, casi canónico, homenaje al maestro de Providence, en la nueva antología salto al abismo y deslizo un cruce de géneros, de personajes, de ideas; un mestizaje donde el cuento popular es bastardeado por el universo de los Mitos:  "Capericuta Roja y El Circo de los Susurros".

Como siempre, el gran antologista es Rubén Serrano.

La antología incluye los relatos:
  • El horror acecha, de Rubén Serrano; 
  • Masa encefálica, de Julián Sánchez Caramazana; 
  • La Sombra tras Fukushima, de Juan Díaz Olmedo; 
  • Caperucita Roja y el Circo de los Susurros, de José María Tamparillas; 
  • Un eclipse desafortunado, de Miguel Puente Molins; 
  • El Rey del Otoño, de J. J. Castillo; 
  • La segunda naturaleza, de Ángel Luis Sucasas; 
  • Las flores de Tefía, de Javier Quevedo Puchal; 
  • Vigilia, de Anna Morgana Alabau; 
  • Embaucadores, de Roberto J. Rodríguez; 
  • Non describitur, de Andrés Abel; 
  • La religión es el opio del pueblo, de Juan José Hidalgo Díaz; 
  • Trepanaciones, de Juan Ángel Laguna Edroso; 
  • El tormento del embajador, de Joaquín Fernand; 
  • La Feria Amarilla, de Carlos L. Hernando; 
  • La casa del sueño, de José Luis Cantos.
Para comprarlo en Cyberdark... entra aquí

miércoles, junio 20, 2012

Elogio de la sencillez

Ando a vueltas con un para de libros: los cuentos completos, de Flannery O'Connor y "La desaparición" de Tim Krabbé. Del uno voy picando, fascinado como siempre por el maridaje excepcional y espontáneo que se da entre la literatura y El Sur de los Estados Unidos (es como si esa pedazo de tierra y sus gentes estuvieran bendecidos dentro del alma de los escritores y todo lo que se relaciona con ellos sucumbe con pasión a la atracción de la página y la tinta); del otro apenas me restan unas pocas escalofriantes páginas del escaso centenar que lo componen.


Pocas cosas tienen en común; de entre ellas yo resalto una: la sencillez. la total y absoluta sencillez de ambas obras. La sencillez es rotunda, destapa las limitaciones del autor sin asomo de piedad. Cuando la prosa se limpia de miriñaques y adornos, cuando el creador se desliga de la fanfarria y lo barroco, de los juegos y prestidigitaciones, entonces nos asombra o decepciona con su valía o su falta de empaque.

Hace tiempo, discutiendo entre copas, jarras y humo alguien dejó caer una de esas frases ocurrentes: "hay dos tipos de buenos escritores: los que son capaces de no decir nada y hacerlo con un manejo portentoso del lenguaje y sus artimañas, y aquellos otros que, con un lenguaje limpio narran la historia más trivial y la convierten en una obra de arte...", eso decía, o algo así: la memoria tiende a subvertir y acomodar las cosas del pasado a su uso y necesidad presente.

Disfruto con ambos conceptos de literatura, pero siento devoción por el segundo de ellos, por la literatura que narra sin más, que cuenta algo que deviene y muta; la otra, la literatura que se cierra sobre sí misma, que se enreda en su propia presunción no logra atraparme con la misma intensidad que su amiga pobre..., y digo pobre porque es obvio que la crítica, la élite, el academicismo, hace ya tiempo que tomaron partido por la hermana veleidosa.

Pero sigue asombrándome, como es el caso de Krabbé, la capacidad que tiene algunos autores para, sin necesidad de hacer sesudas introspecciones, sin necesidad de decorar el cuadro, de llamar de continuo a lo recurrente, solo mediante los diálogos, las acciones y el devenir simple de la historia, construyen una personalidad compleja y hacen que esta se dibuje con absoluta perfección en al mente del lector. Sigue asombrándome, como es le caso de O'Connor, cómo con un simple relato, dos personajes, una localización sencilla y un lenguaje mínimo se perfila un mundo completo, con sus complejidades y particularidades claras y distintas (como si de un fractal se tratase y toda la estructura global estuviera ya definida en la estructura microscópica).

lunes, junio 11, 2012

Compra impulsiva

Es lo que sucede cuando uno da una vuelta y, con el objeto de matar el tiempo, entra en una librería de viejo a husmear. Sucede que uno encuentra joyas y ha de ceder a la tentación sí o sí.

¿Qué sucede si te encuentras la colección completa de Acervo de "Narraciones Terroríficas", los diez volúmenes? Pues que haces un pacto con el diablo y te lanzas a por ella antes de que otro loco se te adelante.

Los que amamos los libros tenemos esa forma de ser: sucumbimos a la tentación sin apenas oponer resistencia. la llamada es un canto de sirena que desdeña el sentido común, la naturaleza prudente y el sonrojo.

Así que les iré contando, pues estoy seguro de que daré con unas cuantas joyas para la sección de este blog: "Básicos del terror"

El enlace en la Tercera Fundación donde ver la lista de obras y autores por ejemplar.

miércoles, mayo 30, 2012

Proximamente...

En ocasiones uno necesita ser clásico, académico. Otras la historia y la imaginación se liberan, rompen ataduras y se produce la deflagración.


¿Es posible que un universo de fantasía anide en otro? ¿Que los seres de una imaginación  y los monstruos de otra se integren e interaccionen sin que el resultado parezca pretencioso, descabellado y fallido?

Lo dicho: a veces hay que correr el riesgo.

Próximamente, el resultado, el examen del lector, la cizalla del aficionado.

viernes, mayo 18, 2012

Básicos del terror: "Che gelida manina", Robert Aickman

Tiene la misma textura que la emoción que suscita un atardecer en la montaña, cuando oscurece, las sombras se alargan y la brisa baja por las laderas, trenzándose entre los pinos. Tiene la misma textura que ese primer trago de un buen malta, cálido, amable y al mismo tiempo retador. Textura de una cerveza de abadía, espesa, fragante, aterciopelada. Tiene esa misma textura que la caricia al descuido de un niño... Y así hasta el infinito. 

Ayer, cuando terminé de leer este relato del señor Aickman, volví a sentir esa emoción contenida que solo algunas pocas creaciones son capaces de suscitar en el espíritu... 

Sí, ya sé que el lenguaje que uso adolece de un sentido retorcido del barroquismo, tiene el olor a espacio cerrado de lo finisecular, pero me da igual: es el lenguaje que mejor transmite, en este caso, la emoción de la lectura. Y aunque las expresiones, las maneras, pueden atufar a rancio, por favor, no se les ocurra pensar lo mismo del relato origen de este comentario. Porque cometerían un grave error; sí, gravísimo error.

Y hablo de textura, sí, lo hago porque el término ha surgido de forma inconsciente y me he dado cuenta que se adecua perfectamente al juego de sensaciones/emociones que se puso en marcha durante y tras la lectura del relato. Aickman no es un escritor de "terror" al uso,es  quizá un escritor de texturas, aunque a él le gustaba más que se le considerara un "escritor de lo extraño". Acertada definición. Los relatos de Aickman tienen una textura especial, extraña, que los hace únicos. Juega al terror ocultando el terror, huyendo de él. Son pocas las veces en las que este se hace explícito, y cuando sucede, su presencia es fugaz.


"Che gelida manina" es un relato que comienza con un elemento cotidiano tan inofensivo o brutal, según se mire, como es el teléfono. Supongo que esa es una de las razones por las que lo considero tan bueno: el uso de lo cotidiano para forzar la presencia del terror, para hacer ese terror accesible, inmediato, sin necesidad de recurrir a situaciones ni elementos que requieran una excesiva suspensión de la incredulidad. Es un relato que hipnotiza, uno donde los tempos de la narración están perfectamente medidos: lentamente, a través del protagonista, vemos, percibimos y sentimos los cambios a los que este está sometido por el desarrollo (deterioro) progresivo de los acontecimientos:  misterio, soledad, extrañeza, necesidad, aprensión, angustia  y por último horror. Aickman crea un sendero milimétrico de emociones, un mecanismo de relojería preciso. Y lo que le dota de ese, permítaseme llamarlo, encanto, a la narración, es la forma en la que lo hace: sin la utillería tópica del cuento de terror; sino mediante la sugerencia, la sombra, la negación y la psicología más  íntima del personaje. Sí, definitivamente el escalofrío surge con mayor energía cuando más escondida y elusiva es la sugerencia del foco del terror, sugerencia, que no presencia.

No en vano, es en nuestra mente donde nace el horror. Es ella quien optimiza el proceso, lo conjura y llama atendiendo a las formas y medios que alimentan nuestros propios miedos.

Un consejo. Corran a comprar, a hacerse con alguno de los libros de Aickam, de él o donde él aparece, da igual. Sumérjanse en su particular visión del terror... y si leen este relato, a deleitarse con la escena final.

lunes, mayo 14, 2012

El bueno, el malo y Reilly

Corrían los ochenta. Yo era un crío, leía mucho y veía todo el cine que podía, cine de los ochenta y clásico. Y no voy a negarlo, todavía no había definido con claridad mis gustos y, sobre todo, las bases sobre las que poder argumentar esos gustos. Así que tragaba todo..., a esa edad no hay problema, uno se come cualquier cosa, hay tiempo, hay esperanza, la sensación de que el reloj corre en contra de uno no existe ni en la imaginación más pesimista.

Alimentarnos, nos alimentábamos con el menú básico de buenos y malos; los buenos nos gustaban, buscábamos imitarlos, y los malos, también nos gustaban, pero no de la misma forma, joder, siempre perdían o resultaban ser más tontos que el protagonista de turno.Tenían que perder, ese era el objetivo. Los medios tonos, las sobras y degradados, todavía no tenían espacio en nuestra mente o quizá sí y no éramos conscientes de ello; vivíamos en un beatífico maniqueísmo.

Pero llegó Reilly, la serie de la BBC "Reilly, as de espías" emitida en TVE, protagonizada por un espléndido Sam Neil, y todo cambió.

Quizá todos tenemos un momento en el que nos damos cuenta de que no todo es blanco ni negro, que "el bueno" puede ser un redomado hijo de puta, pero uno de verdad, sin un código de moral propio, ni uno de esos de novela negra: jurídicamente no sostenido, pero sí social y emocionalmente aceptado. Un día aparece un hijo de puta que en demasiadas ocasiones se comporta como el malo, que es ambiguo y usa esa ambigüedad como un arma más para lograr sus objetivos. Y que, aunque rompe las reglas, nuestra reglas, nos atrae..., y no porque nos atraiga la maldad, no, sino porque, de repente, hemos dado el paso, hemos madurado y nos hemos abierto a un nuevo juego, no de valores, sino de una nueva forma de valorar.  El día en el que el bueno pierde y el malo gana, y no lo vemos mal, lo vemos real.

La luminosidad del blanco, el poder aterrador del negro se diluyen un poco y dejan espacio al gris. Lo ambiguo despliega su capacidad de seducción y, a partir de entonces, nada es igual

Hace poco recuperé la serie y la vi. De nuevo me impactó, de nuevo saboreé la pérdida de la inocencia artística, de la inocencia moral.

miércoles, abril 11, 2012

Cuerpos descosidos, de Javier Quevedo Puchal

Elogiar una novela es fácil. A veces tan fácil como ser buen amigo del autor, buscar esa amistad, o simplemente buscar un quid pro quo. A veces basta simplemente no tener una pizca de juicio crítico y sentir la presuntuosa necesidad de ver tus palabras escritas en la red.

Elogiar Cuerpos descosidos (NGC ediciones, 2011), de Javier Quevedo, es sencillo, no hay que hacer nada raro, solo leerla, disfrutar, empaparse del dolor que supura cada uno de los personajes que concurren en la obra, saturarse del olor a carne cruda, a sangre, a remordimientos, a penitencia y furia. Pero no nos equivoquemos, eso es solo la superficie, eso solo es el morbo, nada más. Cuerpos descosidos es un tour de force multifacético que sobrevuela y entrelaza la existencia trágica de unos marginados excepcionales. Cuerpos descosidos es un enredo perfectamente orquestado que habla con lucidez de algo más que el simple dolor como espectáculo, obsesión o necesidad; habla de  la hipocresía y de la corrupción; del amor en su sentido más límpido y de ese otro sentido retorcido y corrupto..., nos muestra que nada es lo que parece y que en los lugares e instituciones donde debería surgir un amor sin calificativos, a veces solo surgen horror, destrucción y manipulación, os sea: un amor corrompido que modela monstruos pudriendo la inocencia, marcando para siempre a las personas y a cuantos les rodean.

Y si hay una palabra que se me viene a la mente tras leer el libro, un denominador común más allá del dolor, esa es la palabra "redención". Sí, en mi opinión, Cuerpos descosidos nos habla al final no solo de el dolor (el dolor se queda solo en una excusa o un mecanismo), sino de la fatal búsqueda de la redención que obsesiona a aquellos que tienen el alma descosida, de los caminos que cada uno de esos individuos toma para intentar llegar a ella: atajos, autopistas, eriales y laberintos.

Javier nos ofrece una de las mejores novelas de la ficción española que he leído este año. Una obra que, al igual que la editorial que la publicó, merece mejor suerte, merece que deje de circunscribirse a las fronteras de este reducido mundo de los amantes de la literatura de género. Una obra que recomiendo encarecidamente a cualquiera.

viernes, marzo 30, 2012

Marchlands

Hay un terror moroso, lento por imposición, un terror que engaña en su laxitud, que no es más que eso, laxitud mal entendida, una demora sin fondo que el autor considera una buena arma para crear inquietud. Suele ir acompañada de un efectismo mal acompasado, de arranques intempestivos que tratan de sorprender al lector/espectador, de levantarlo de su asiento, pero que lo único que logran es hacerles fruncir el ceño y hacerles exclamar algo parecido a "solo sabes ofrecerme eso".

Luego está ese otro terror pausado, el terror que requiere de un tempo calmo en sí mismo. Es el terror que no puede apresurarse porque entonces pierde todo su poder de evocación y de intimidación. Es un terror que puede ser gradual o no, pero es un terror acumulativo en la percepción del lector /espectador. Los hechos, los personajes, se desgranan al ritmo necesario (en él los personajes son esencialas, más aún que los mecanismos del terror en sí). Aunque no nos engañemos, también hay trampas, hay olvidos necesarios, interrupciones, ocultamientos..., pero el autor maneja esas herramientas con buen hacer, oculta, atrasa, engaña con el objeto de mantener un nivel básico de incredulidad y de tensión, sin el ánimo de ofuscar y ocultar los puntos flacos de la historia, todo lo contrario, intentando subrayar elementos esenciales de ella.


La serie británica "Marchlands" nos ofrece una acercamiento de este segundo tipo. Y lo hace entre dos aguas, flotando entre ese terror gótico asociado a una actitud, a una ambiente, a un lugar; y el terror victoriano tardío de la Gosth Story. Desgrana una tópica historia contemporánea de casa encantada con fantasma, con el discurso narrativo dividido en tres hilos temporales, que se entrelazan y complementan a la perfección: la época que da origen a la trama, una intermedia y aquella en la que la trama encuentra la solución. Así como otras series similares se centran en los eventos, en la forma, en el espectáculo; esta prefiere evocar la historia mediante los personajes. Son ellos los que nos transmiten la angustia, el miedo,  y la incertidumbre..., son los amplificadores necesarios, dado que el lado sobrenatural, aunque no inexistente, sí está reducido a lo esencial.

Podríamos hablar de un terror indirecto.

Una buena recomendación para aquellos que gusten de cierto tipo de terror sobrenatural de baja intensidad, de historias bien hiladas -sin caer en el culebrón o la parodia-, para aquellos que no necesitan encontrar un discurso rompedor, novedoso, sino una buena ejecución de una vieja idea, de una idea eterna y recurrente.

miércoles, marzo 07, 2012

Mesas redondas acerca del terror - Madrid

Una lástima no poder estar allí.

Francisco Torres Oliver
Ismael Martínez Biurrun
Santiago Eximeno
José Carlos Somoza...



jueves, marzo 01, 2012

Crematorio - El libro

Hace unos cuantos meses llegó a mis oídos la noticia de que se estaba emitiendo en un canal de pago una serie llamada Crematorio, basada en un libro homónimo de Rafael Chirbes. Y en los mentideros se hablaba de esa serie como de una joya, una serie que no poseía la indiscreta mediocridad de buena parte de las series españolas. Eso picó mi curiosidad y, al cabo de un tiempo, di con el libro, lo compré y lo leí.

A veces uno se pregunta cómo no ha leído algo antes, cómo no ha sido capaz de descubrirlo de motu propio, por qué le ha fallado ese instinto cazador, ese presentimiento que nos asalta en la librería. Crematorio es una joya, eso sí, una joya no apta para los que ven la literatura como algo fácil de deglutir, como un mero pasatiempo en el que no aplicar esfuerzo. Crematorio da, pero Crematorio pide, y pide mucho. Es un libro intenso, denso pero sutil,;equilibrado dentro de su aspecto, a primera vista, pesado; engañosamente alambicado.

Crematorio es el resultado de una vida, un colofón transitorio, espero, donde se intuye que el autor ha descargado, no solo su buen hacer literario, sino también su experiencia vital e intelectual..., y esto último podría dar como resultado un tostón pedante, pero no: Chirbes se sirve con cuidado de esos guiños vitales, intelectuales, para dibujar a trazos aparentemente gruesos -realmente de una finura excepcional- una parte de la historia en la que España está inmersa actualmente. Y lo que es más difícil, lo hace desde el punto de vista de la intimidad de los personajes que desfilan uno a uno, monólogo a monólogo, capítulo a capítulo, por el libro; de sus pensamientos, de sus filias, fobias, deseos y frustraciones.

La vida individual caracteriza y muestra, con la prosa de Chirbes, esa otra vida general, histórica y cultural, sin perder esa sustancia que nos acerca a los personajes como entidades propias.

A los amantes de la buena literatura: no hay que dejar de leer este libro.

lunes, febrero 20, 2012

Chotacabras

Hace unos días, en una de esas conversaciones peregrinas, salió a colación el tema de los animales asociados al tránsito de la muerte (psicopompos). La verdad es que fue un breve intercambio de recuerdos, de lecturas, pero a mí, además, me trajo a la cabeza una de las escenas literarias que más me perturbó en sus tiempos.

Hablo de Lovecraft, de lecturas juveniles, de la lectura de "El horror de Dunwich" y de los chotacabras.

En el particular folclore de fondo en los relatos de Lovecraft, estos pájaros (Caprimulgus vociferus) tienen la escalofriante intuición de percibir cuándo la muerte ronda al moribundo de cerca, poseen la capacidad de, llegado el momento, si esta es débil, atrapar el alma del difunto cuando escapa del cuerpo ya inerme.

Los chotacabras se reúnen en grupo lo más cerca posible del lecho de muerte. Pían con la cadencia de su trino acompasada  con los estertores del agonizante. Trinan una y otra vez, una y otra vez en una melodía lenta o desangelada, rápida o apagada... Amoldan su cacofonía a los últimos pasos del alma en el mundo de los vivos... Por fin, cuando la segadora llega y corta el tallo que une al vivo a su existencia efímera, según fuera la fortaleza de espíritu del muerto,  los chotacabras no consiguen hacerse con el alma, se silencian y desaparecen discretos. O, por contra, logran atraparla y así estalla sin solución de continuidad un jolgorio cruel y ensordecedor de trinos desordenados, vesánicos y crueles. Un gran grito que revienta el aire a su alrededor,  es el júbilo del depredador.

Recuerdo que pensé que aquella imagen era tan bella como estremecedora.


lunes, enero 30, 2012

Entrevista en Anika entre libros

Pues eso, que el incombustible Fernando Martínez, Fer para los colegas, se ha tomado el tiempo, la molestia y el trabajo de asaetearme a preguntas. Me hace hablar de lo divino, de lo humano..., de tantas cosas: proceso creativo, biografía, modelos y filias.

Algún día las gentes del fantástico nacional deberíamos darle un homenaje a este lector, o mejor sería decir: Lector, con mayúscula, amigo de todos, colega y muchas cosas buenas más.

Ver entrevista en Anika entre libros

miércoles, enero 25, 2012

Los libros huidizos

Hay libros que encuentras, otros que vienen a ti sin apenas llamarlos, otros que juegan contigo al escondite durante unos días..., y luego están aquellos que requieren paciencia, aquellos que sabes que son, pero no dónde están, aquellos, que, a la postre, aparecerán cuando el azar o la necesidad lo decidan.

Ya me sucedió, fue hace unos cuantos años: había leído "Cannery Row", uno de los libros segundones de Steinbeck, un libro delicioso y algo excéntrico. Tras leerlo, me enteré de la existencia de algo que podríamos llamara una primera parte o precuela "Dulce jueves". La búsqueda duró años, unos cuantos, muchos...; no había internet tal y como ahora la conocemos, nada que facilitase las cosas. Todo se limitaba a librerías de viejo, a escarbar, a esperar. Por fin apareció, en una reedición. Y entonces se dio esa extraña emoción de lector fetichista, esa "pequeña muerte" que se presenta y te estremece cuando tocas la portada y pasas los dedos por las primeras páginas, olfateando el aroma de la tinta.

Y ha vuelto a suceder. Quizá de una manera diferente. Ahora ya hay internet..., pero con este libro sucedió lo que con otros, de tanto esperar, se aletargó el ansia, y la memoria lo despejó de su pantalla principal, relegándolo a un semi olvido de telarañas y polvo. Y he aquí que el otro día, caminando por el Casco Viejo de Zaragoza, espoleado por mis dos perras, arrastrado por ellas, por el frío gélido que cuajaba el Cierzo, que pasé por delante de una de esas librerías de viejo: "Luces de Bohemia". Había una expositor en la calle, lleno de libros desgualdramillados, enmohecidos, viejos... un expositor que expulsaba ese olor característico del libro viejo saldado, en las últimas..., un olor que a los tipos como yo nos aguijonean, nos transmutan en sabuesos, en yonquis improvisados.

Me detuve, mis perras me miraron extrañadas, una de ellas empujó impaciente, aterida, y la detuve; hurgué desganado, con la prisa espoleando mis dedos. Y entonces apareció. Lacerado, amarillento, o  como a mi me gusta decir, con personalidad propia. Porque hay libros de segunda mano que para unos parecen ajados y heridos, pero que para mí  realmente han adquirido es una esencia propia, peculiar; sí, una biografía peculiar que transpira en el papel. 

Se trataba de un ejemplar "Al sur de Granada" de Gerald Brenan... Ahí estaba. Deseado y olvidado. Un ejemplar usado, un ejemplar que contenía algunas sorpresas. Me gustan los libros de segunda mano que guardan en sus entrañas olvidos o recuerdos de sus antiguos propietarios. Es como si se creara un nexo invisible con ellos, con la emoción que sintieron al leer y poseer el ejemplar. En este caso había dos instantáneas y una postal. la postal era de las Alpujarras, las fotos, dos pequeños recuadros sobreexpuestos donde, en uno se veía un gato ante un portal encalado, y en el otro la placa que el pueblo de Yegen erigió para homenajear a Brennan. Era obvio que quien tuviera el libro, había ido hasta Yegen para ver con sus ojos lo que quedaba de lo que Brenan había descrito. El libro, quizá, había estado allí.

Ahora ando a vueltas con "Al sur de Granada". Gozando de esa locura lúcida de un inglés de clase media, con ganas de cambiar de vida, de leer y aprender, que le impulsó a instalarse en los años veinte del siglo pasado en un pueblo perdido de Las Alpujarras. 

Disfrutando.

viernes, enero 20, 2012

Insomnia. "Nocte" de la buena en estado puro

Insomnia: el 19 de marzo a la venta... una vez más metido de lleno en un gran fregado con un viejo compañero al que le tengo gran cariño, "La senda inifnita".

Antología de algunos de los mejores relatos de terror procedentes de los socios de NOCTE, para conformar un conjunto aterrador y desasosegangte, lleno de la mejor literatura de terror nacional.

Con selección de J.E. Álamo.
Incluye relatos de: Emilio Bueso, David Jasso, Alfredo Álamo y Santiago Eximeno, Sergio Mars, Javier Quevedo Puchal, Juan de Dios Garduño Cuenca, Roberto Malo, Pedro Escudero, Óscar Bribián, Fermín Moreno González, Rubén Sánchez Trigos, José María Tamparillas y J.E. Álamo.

Editorial
Cyberdark

La pléyade de autores da miedo.
Un trabajo espléndido de J.E. Álamo.

jueves, enero 19, 2012

Más vampiros... centenario de la muerte de Bram Stoker

Y es que la Horror Writers Association (HWA), o sea, la asociación de escritores de terror de Estados Unidos se ha decidido a encontrar la mejor novela de vampiros de los últimos cien años. Se trata de un de homenaje a Bram Stoker y su obra en el centenario de su muerte..

Las obras seleccionadas para la votación final son:

  • The Soft Whisper of the Dead
    Charles L. Grant (1983)
  • Salem's Lot
    Stephen King  (1975)
  • I Am Legend
    Richard Matheson (1954)
  • Anno Dracula
    Kim Newman  (1992)
  • Interview with the Vampire
    Anne Rice  (1976)
  • Hotel Transylvania
    Chelsea Quinn Yarbro  (1978) 



El resultado se dará a conocer el 31 de Marzo..
Obviamente tengo mis favoritas. Y etas son las de KIing: Salem's Lot, y la de Matheson: Soy leyenda, por ese orden. Algo relativo ya que no he leído ni la primera (que creo no está publicada en España) ni la última de las obras.

Ir a la noticia oficial

jueves, enero 12, 2012

El malo de la película... perdón, de la serie

Cuando uno se pone a hablar de los personajes de una gran serie como "Boardwalk Empire", normalmente tira por el lado fácil: el papelón protagonista de Steve Buscemi como "Nucky" Thompson.. Pero en estas líneas me quiero quedar con otro de los personajes. Y lo hago por la composición inquietante que el actor Michael Shannon ha construido -obviamente junto a los guionistas- para dar vida al personaje del agente del Tesoro Nelson Van Alden.

Hay hombres oscuros, hombres en los que el mal flota a su alrededor como una engañosa nube de fanatismo violento, de rectitud pervertida, de intransigencia voraz. Suelen ser hombres consumidos en la contradicción deseo/moral que les atenaza, seres ciclotímicos que oscilan entre la negación contumaz y la certeza desintegradora de no ser lo que desean ser. Como leí hace mucho tiempo, son : "hombres de un solo libro", que son los peores hombres, aquellos que pretendiendo ser los más puros, son capaces de las peores acciones convencidos por el ardor de la certeza.

Nelson Van Alden. me da miedo. Me da miedo lo ardiente de su humanidad retorcida, me da miedo la pugna interior a al que se enfrenta día a día, me da miedo su mirada, su debilidad, su economía de gestos, solo rota por repentinas explosiones de furia o de ternura. Sí, es uno de esos personajes que a todo buen creador le gustaría parir: complejo a la par de aparentemente sencillo. Uno de esos "malos" que termina fascinando más que cualquier "bueno".

martes, enero 10, 2012

Nos lavamos la cara

Aprovechando las nuevas utilidades que nos proporciona BLOGGER, le hemos dado un repaso a las paredes, puertas y ventanas. Hemos cambiado muebles y puesto bombillas nuevas. Todo con el ánimo de seguir dejando caer nuestros pensamientos, opiniones y gustos. Con ganas de llegar a más y más gente.

¡Vamos allá con el nuevo año!