miércoles, junio 23, 2010

Cthulhu en "Tebeosfera"

Cthulhu, la revista de historietas de horror en la que colaboro periódicamente, aparece ampliamente citada y reconocida en un artículo firmado por Javier Alcázar en Tebeosfera: Viejos horrores para un nuevo milenio. Agradecer de nuevo al confianza de todo el equipo en mis historias, y un poco en especial a Juan Serrano, el ilustrador que las tomó y les dio su particular toque para hacerlas un poco más terroríficas. Y sobre todo mucho ánimo en su incansable labor, justamente reconocida ya en muchos lugares como el Salón del Cómic de Barcelona, una labor que sobrepsas fronteras, pues un número especial de la revsita se publicará en EEUU en breve.

Fragmento del articulo:

Así, hasta la fecha se ha rendido homenaje a Lovecraft, M. R. James, Stevenson, William Hope
Hodgson, Poe y Robert E. Howard. De entre todos los trabajos publicados a lo largo de sus (hasta ahora) seis números, podrían destacarse “La lámina de la casa” y “Aviso a los curiosos”, ambas de Carlos Lamani (nº 1 y nº 2), brillantes adaptaciones de relatos de Lovecraft y M. R. James; “Cuestión de enfoque” y “La nave abandonada”, de Pepe Avilés (nº 3 y nº 4), que aporta un grafismo detallista y atractivo; “Uñas”, de Juan B. Sanmiguel (nº 6), escalofriante y enigmático relato, o las atractivas ilustraciones de Juan Serrano (que adornan varias portadas y relatos interiores) y Meritxell Ribas, estilos antagónicos en la ilustración de horrores. El resto de autores (los más constantes, Mota, Sellés, Kosta, Tamparillas) aportan una variedad de registros que hacen de esta publicación uno de los referentes actuales del horror en historieta.

Novedades nocteñas



David Jasso presenta Feral, su última novela. Lo hace en Zaragoza, el Jueves 24 de Junio a las 19:30 horas en el Ámbito Cultural de "El Corte Inglés" (Pº Independencia, 2ª Planta)




Por otro lado, anunciamos la prócima publicación de libro Y pese a todo... de Juan de Dios Garduño, dentro de la línea Z de la Editorial Dolmen.

Suerte a ambos con sus proyectos

martes, junio 22, 2010

Gracias, don Gonzalo.

El 13 de junio de 1910, es decir, hace cien años y un pellizco de días, nace Gonzalo Torrente Ballester. Son pocos los lugares en los que he podido ver anotado este hecho, en los que sí, siempre en un segundo plano.

Sea esta una pequeña entrada homenaje a uno de mis autores españoles favoritos.
Sea este un agradecimiento a los inmejorables momentos que me deparó con muchas de sus obras:

Los gozos y las sombras, que se puede considerar su obra magna; La saga fuga de J/B, un hito extraño, fascinante, desquiciado y magnífico de la fantasía hispana; Filomeno a mi pesar, obra segundona para algunos, pero que es una delicia leer, y que en mi opinión no debe ser relegada; Don Juan, obra que todo aspirante a escritor debería leer y empaparse; La crónica del rey pasmado, destilado fantástico: irónico, hiriente y magnífico en su sencillez...; y tantas más.

Don Gonzalo anda olvidado, pero yo no lo olvido. Le agradezco las horas de gozo, de emoción; agradezco todo lo que me enseñó entre líneas, sus letras, sus frases, sus historias. Gracias a él me enganché un poco más a este mundo extraño y maravilloso que es la literatura, gracias a él leer se hizo algo más amable, y escribir, un deseo nacido de la sana envidia.

martes, junio 01, 2010

Una oración por los que mueren, de Stewart O'Nan

Hay maneras de contar una historia que nos hablan del riesgo técnico que un escritor está dispuesto a asumir. Narrar todo un libro, toda una historia en segunda persona, hacerlo bien, es algo a tener en cuenta, un valor añadido al de la propia historia y al del dibujo de los personajes y sus relaciones.

¿Qué se busca en una narración en segunda persona? Pues dos objetivos posibles, o una interacción con el lector, convirtiéndolo en parte fundamental de la historia —que no es el caso que estamos viendo. O el de una mayor intimidad entre el lector y el narrador, pues la segunda persona recrea un nexo intestino, espontáneo entre ambos, casi evocador. Usar esta técnica es un riesgo, dado el esfuerzo constante que se exige. No es un desarrollo natural como el que se da en una primera o en una tercera persona, siempre tiene un tono forzado, a veces casi angustioso. Un riesgo que cuando se elude, conduce a una comunión emocional entre el narrador y el lector, pues lo que se busca, en el fondo y la forma, es una identificación inconsciente de éste con aquél, una suspensión, ya no de la realidad, sino de la propia personalidad. Yo lector, acepto permeabilizar las fronteras de mi yo más íntimo, para dar cabida al otro yo que recerca el escritor.

Merece la pena leer “Una oración por los que mueren”, no solo por el excelente uso de esta forma de narrar, también por la historia que nos cuenta, por el dibujo del protagonista, por el desarrollo de los hechos, sosegado pero inquebrantable y brutal. Quizá la única pega —si es que se puede denominar así— sea su etiqueta como una obra adscrita a la temática del terror. No creo que sea así, y no es una crítica negativa, todo lo contrario; no hay elementos que permitan hablar de ella como tal obra de género. Hablamos de una historia universal, narrada desde una visión personal, de cómo la guerra cambia a las personas: redimiéndolas o desintegrándolas, del dolor, de la locura, del amor sometido al desgarro, de la tragedia que va asociada a la enfermedad, a la epidemia… de un horror que ha sido cotidiano a lo largo de la historia, que es la forma de enfrentarnos por dentro y por fuera a la inevitabilidad de la muerte y a nuestra propia responsabilidad.

Una oración por los que mueren
Autor: Stewart O'Nan
La factoría de ideas

Situada en Amistad, Wisconsin, justo después de la guerra civil norteamericana, esta historia nos cuenta la horrible epidemia que atenaza un pueblo con mandíbulas de miedo y muerte. Jacob Hansen, sheriff, enterrador y pastor de Amistad, no tarda en verse abrumado a pesar de persistir haciendo todo lo que puede. Pero Jacob no puede controlar la rápida expansión de la plaga, el pánico que se desata sobre Amistad o sus propios sentimientos de desesperación. Oscura, poética y escalofriante, Una oración por los que mueren nos hace reflexionar sobre si es posible ser un buen hombre en tiempos de locura.