martes, marzo 25, 2008

Nocte... al fin



NOCTE es el nombre de batalla de la recién creada Asociación Española de Escritores de Terror.
¿Qué es Nocte? Pues podría copiar y pegar los estatutos, pero les aburriría con esa jerga canónico-administrativa. Nuestra intención es doble: por un lado aunar a todos aquellos creadores en cierto modo especializados en la temática; la unión hace la fuerza. Por otro convertirnos en un referente a todos los niveles dentro de la literatura de terror, en sus vertientes creativa, lúdica, intelectual y de promoción.

Suena a publicidad barata, pero Nocte está ahí para que cualquier asociación, agrupación, actividad... persona u organización, que en un momento dado necesite a alguien especializado en esta temática, recurra a nosotros para organizar una mesa redonda, una presentación, conferencia o similar.

Nocte está ahí para promocionar un género literario injustamente depreciado y despreciado por los cánones intelectualoides, las editoriales y algunos lectores exquisitos.

Bueno. Les presento a Nocte

http://www.nocte.es/

domingo, marzo 16, 2008

Añoranza por al sencillez (o llámese equilibrio)

Acabo de dejar de leer, sí, tal como suena, El mar de muerte, el libro ganador del premio Stoker escrito por Nacy Holder.

¿La razón? Hay tantas, pero de entre todas se destaca una, la hipertrofia. Estoy más que harto de esa ley tácita que dicta que si una obra no sobrepasa las doscientas y pico páginas, pues no es una novela decente. Tampoco se me olvida despotricar contra la innecesaria inclusión del abuso del efectismo en forma de extravagantes, apresuradas y desordenadas maneras de narrar.

Una lástima, pues la historia en sí es buena, el argumento que se dibuja cuando se sobrevuela la obra a vista de pájaro es atrayente…( ya saben que, salvo casos especiales, no destripo las obras, prefiero que sean ustedes quienes vean, lea y comparen, este blog es más un lugar donde dejar caer pensamientos peregrinos que surgen de esas lecturas) pero la innecesaria manía de llenar páginas y más páginas termina por ofuscarlo, por enredarlo en un bosque verbal que hace que pronto nos olvidemos de la historia en sí.

Este defecto se deja caer en buena parte de la nueva literatura de terror que voy leyendo. Parece como si los autores no supieran equilibrar la natural propensión del relato horroroso hacia la sencillez, con la propensión creativa y la presión comercial que empujan de todo autor a exagerar.

Me explico.

Un autor no sólo debe ser un buen imaginador, no sólo debe ser capaz de crear una trama terrorífica. Debe acompañar esta de un buen ropaje literario y estilístico, y cuando no se tiene la suficiente capacidad para ello, se sustituye el buen hacer con el torrente desatado de páginas y más páginas dándole vueltas a lo mismo una y otra vez, ahogando al lector en un lodazal de palabras encadenadas sin demasiado sentido.

Uno de los valores que se está perdiendo en la literatura actual, al menos en la que a mí me gusta, es el de la sencillez. Parece como si esa etiqueta, lo sencillo, fuera sinónimo de incapacidad, cuando es al revés: es ahí donde el buen creador demuestra de lo que es capaz. Sencillez no está reñida con falta de calidad, sencillez no es lo mismo que simplicidad; sencillez es saber dar el punto justo a un relato, ni más ni menos (llamémoslo equilibrio si esta descripción penetra o define mejormejor). Un libro de quinientas páginas puede ser sencillo (equilibrado) a mi modo de ver, y lo es porque la historia, las técnicas narrativas, el universo que rodea al eje fundamental de la trama, hacen que esta se expanda con naturalidad, aportando riqueza y no repetición o zafia vacuidad.
Quizá esto no sea sino el resultado de cierto horror referencial de las editoriales por determinados formatos como la novela corta, el relato, las antologías; o de cierta inercia por parte de los lectores en busca del mamotreto, el aspecto externo, como signo externo de 'buena' literatura.

viernes, marzo 07, 2008

'Rec'... otro gatillazo

‘Stripers’ zombificadas, vaginas adolescentes dentadas, vampiros suecos colgados, ovejas asesinas, orfanatos tópicos, monstruos gigantes, remakes adocenados y secuelas mediocres…

Esto va de mal en peor, me refiero al cine de terror, claro, a qué otra cosa iba a ser.
Y cuando uno pensaba que en lontananza se divisaba una vela, un buen augurio, al final negras nubes de tormenta y vientos huracanados la alejan hasta hacerla desaparecer.

Hablo de Rec, de Jaume Balagueró y Paco Plaza. Una de esas películas que despertaban el germen de la esperanza, ya no sólo por la agresiva campaña publicitaria que la precedía, como por la solvencia y buen hacer de sus creadores en sus trabajos anteriores.

Muchos me dirán ahora, José María, no sabes valorar la novedad, no sabes ver el trabajo imaginativo que hay detrás, el riesgo… y yo les respondería que valorar tales atributos en solitario no es un trabajo acertado; la innovación o la experimentación formal no son tales si no están acompañadas de un fondo argumental de calidad. Y ahí reside el problema de Rec.
Innovar en el género, desde mi humilde punto de vista, no reside en un mero giro formal. La imaginación debe moverse en dos vías: argumento y forma, si no creamos una suerte de hemiplejia severa… una enfermedad que, en el arte, cuando se anquilosa muta en el un mal entendido academicismo formal. Y si no se lo creen, les invito a que se muevan por los círculos culturales literarios, tanto académicos, como de vanguardia, donde sufrimos continuamente las agresiones de una comprensión sesgada de lo que es ‘buen’ arte, en este caso, ‘buena’ literatura: experimental, formalista, no de género; frente a esa otra creación cochambrosa, sin patina de intelectualidad, como dicen ellos.

Aquellos que nos movemos en el universo de la creación de material de terror no debemos dejarnos impresionar por tracas, donde el ruido y el humo son los protagonistas; redibujar el género exige un trabajo duro que va más allá del exterior.

Sí, Rec me aburrió mucho, ni siquiera encontréesos momentos de susto, que no de miedo o inquietud, que se nos vendía en los trailers. En más de un momento se me dibujó una sonrisa de circunstancias, un, ¿esto es todo? ¿Sólo pueden ofrecerme esto? Y esto de sostener la tensión únicamente sobre la espalda de la forma de narración, de los efectos visuales y los movimientos de cámara... se queda corto, muy corto; no podemos hacer de algo secundario, de algho que sólo rubrica y no firma, un eje fundamental.

Quizá sea al final del film, en ese intento por poner un colofón explicativo, una especie de apaño de circunstancias, donde se entreviera una poca luz, un sesgo de imaginación aplicada al argumento.

Tengo miedo, mucho miedo… estoy haciendo tiempo para echarle el diente e Cloverfield (Monstrusoso en estos lares) que también se sostiene sobre la misma premisa de cambio formal.

Ya les contaré.

lunes, marzo 03, 2008

El lenguaje mítico

La manera en la que el ser humano se relaciona con el mundo, con el universo que le rodea y define, ha ido cambiando conforme el tiempo ha ido pasando, las diferentes culturas y civilizaciones han ido a su vez surgiendo, sobreviviendo o muriendo. Antaño el temor, luego la magia como un medio para controlar los desencadenantes de ese temor al universo, la naturaleza, la muerte... más tarde la religión, con la que al menos el ser humano obtenía una interpretación, una batería de respuestas más o menos eficaces a sus dudas y necesidades; y por último la razón, la ciencia, como última herramienta más sofisticada y práctica con la que el conocimiento muta en poder y en capacidad de cambio.

Esta semana, en ScifiWorld, mi artículo navega en las aguas de la mitología... cuando ésta emerge de su olvido y su antiguo lenguaje y expresión nos visita en forma de creación artística, desorientando a unos, confundiendo a otros.

"¿Qué más inexplicable que la muerte? ¿Qué mayor ‘problema' que el fin de nuestra existencia y de aquello a quien más queremos?Inexplicable a nivel moral y sobre todo emocional. A veces, en situaciones así, es cuando vemos cuan gratuito y poco reconfortante es el mero conocimiento formal. Cuando somos capaces de explicar esa muerte a un mero nivel fisiológico, pero nos quedamos ahí, sin más, sin poder hacer nada... ¿O no?..."

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