domingo, agosto 26, 2007

Y ahora en televisión

Y es que me ha dado por malgastar los cinco minutos esos de fama...
Para los que no lo sepan, formo parte de la tertulia zaragozana de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror (Tribbles). Miembros ilustres en ella: David Jasso, autor de La silla y Cazador de mentiras; Fermín Moreno, editor de la revista Sable y todos los otros que gastamos saliva y emoción cada miércoles de quince en quince días.
Y resulta que la Televisión de Aragón sintió curiosidad por nosotros.
Y he aquí el resultado.
No, no somos frikis, de verdad...

¡Ah! Yo soy ese tal Jose María, el tipo que al principio lleva las gafas y la bandolera.

lunes, agosto 13, 2007

Bradbury...

Me cuesta, me cuesta mucho, pero me lo planteado como una tarea…

Y es que ando enfrascado en la lectura de La feria de las tinieblas de Ray Bradbury. Al final me harte de leer acerca de ella, de verla alabado, idolatrada, beatificada.

Y me cuesta, me cuesta avanzar.

Se trata del lenguaje, de la forma. Bradbury me agota, su propensión al rocambole, a la floritura, a poetizar la prosa hasta un extremo insostenible, choca con mi forma de entender la escritura. Y reconozco que es tan sólo cuestión de gustos, nada más. Me crié en una escuela dura, la novela negra americana de Hammet, de Chandler; la prosa suave y profunda de Steinbeck me acompañó unos años; Torrente Ballester se ganó mi respeto con una obra densa y libre, al mismo tiempo… y otros tantos.

Pero con Bradbury, con este relato, no puedo… revolotea, avanza como una abeja que se detiene en cada flor, en lugar de tomar el sendero del bosque; pero me he propuesto terminarlo. Obedecer las consignas, aguantar, avanzar… finalizar.

Urgando en lo arquitectónico: imaginan a un amante silencioso, un amante sentimental, incondicional, pasional, del Románico… recomponiendo su gusto hacia el Barroco, ese soy yo.

La escritura de Bradbury tiene algo de sensual, de acaramelado: si no interviene una imagen, una insinuación, una metáfora… entonces no merece la pena decirlo. Los personajes no son de carne y hueso, son ideas, son entonaciones de una melodía desenfocada. El entorno es música de fondo, salmodia de viento, un arrebato de pinceladas expresionistas Quizá ahí resida la belleza que todos le atribuyen, en esa forma peculiar de introducir al lector en la fantasía en lo onírico e irreal, sumergiéndolo a conciencia, no sólo mediante los hechos narrados, sino, y fundamentalmente, mediante el lenguaje..

Ya les contaré llegado el momento, mientras tanto sigo con la mía.

sábado, agosto 04, 2007

The woods

Ya saben que no me gusta demasiado la manía esa de la categorización, es como si asignándole un nombre, un supuesto orden a algo, nos apoderáramos de ello o lo dominásemos de alguna forma. Sin embargo a veces podemos asignar etiquetas como juego, como ayuda, sin ánimo de pontificar o de generar una verdad absoluta.

En el mundo del terror uno puede plantearse estas divisiones según muchos ámbitos y enfoques. En este caso, para la película que me ocupa en esta entrada, usaré el enfoque del entorno.

A veces hablamos del terror de ámbito urbano, otras, del entorno natural. The woods, en España, El bosque maldito, se enmarca dentro de esta segunda acepción.

¿Han estado alguna vez, al atardecer, dentro, bien dentro, de un bosque de verdad?

Es una experiencia inolvidable en casi todos los aspectos; el olor, el supuesto silencio, esa sensación de pequeñez que nos envuelve y aturde, esa sensación de extrañeza, de ser algo ajeno. El bosque emana un olor especial, sí, el olor de lo primigenio, de lo inviolable y lo indomable. Un bosque no se domestica; el hombre lo intenta, pero al finaln tal intención se ve abocada al fracaso y, a lo sumo, sólo se consigue una torpe y desenfrenada destrucción. Quizá el bosque, un bosque antiguo, en penumbra, es lo más parecido al concepto de naturaleza salvaje que nuestros antepasados contemplaban y vivían hace siglos en el día a día.

El bosque mantiene la cualidad de los siniestro, es un útero que oculta lo desconocido, que apenas nos lo deja entrever si no es por medio de susurros, de sombras medio desveladas, de evocaciones.

The woods asume esa perspectiva. La película, acertada en ambientación, en enfoque, en silencios e insinuaciones, es un buen ejemblo de lo que se puede hacer sin necesidad de abusar de efectismos y efectos especiales. Estos están ajustados, lo mismo que la sangre y lo explícito.
The woods enfoca la trama desde la perspectiva y con el protagonismo de lo femenino ,y uno no puede más que retrotraerse a lejanas lecturas de mitología e historia, de volver a esa época de matriarcado, paganismo y creencias ancestrales, en las que la naturaleza y la mujer jugaban un papel esencial, cruel a su manera (cruel según este nuestro actual enfoque racional y masculino) y definitorio. La película asume la parte siniestra de lo femenino como arquetipo mitológico, lo esboza con magistral eficacia.

En fin, nos encontramos ante una historia de miedo de intriga, bien urdida, ¿original? sí, dentro de lo que actualmente se puede catalogar como original.

De verdad, desde The descent y Frágiles, no me lo había pasado tan bien.

Vean, vean... adéntrense en las sombras apartando hojas secas, acariciados por el toque escalofriante de las ramas bajas.

viernes, agosto 03, 2007

Líbranos del Mal, de Allen Lee Harris

Hay libros que no terminan de arrancar, que nos atrapan, pero con una especie de nefasto juego de tira y afloja, un continuo parece que voy pero no voy; hasta que llegas al final y piensas si ha merecido la pena el tiempo y el esfuerzo. El libro de Lee Harris produce este efecto. No termina de arrancar. Sin embargo debo reconocer que ciertos tramos se me han hecho apasionantes, sobre todo algo en el que el autor juega con el lenguaje y la concepción del mal y la oscuridad... quizá sea por eso que no lo he dejado a medias hastiado, quizá por ello, aunque pasados unos días, sin acordarme ni si quiera del desenlace, sigo recordándolo con un cierto buen sabor de boca.

Son cosas que pasan.

Otro de los elementos que me han atraído del libro ha sido la sutil presentación de esa visión religiosa global, de ese integrismo larvado, del tinte religioso, que impregna buena parte de los aspectos de la vida cotidiana y fluye como corriente subterránea en muchas zonas de Estados Unidos. Lo hace sin exagerar, sin llegar al histrionismo; algo a agradecer, pues uno imagina que la realidad se parece mucho más a eso que a las versiones histéricas y amarillistas que a veces vemos en la caja tonta o en obras de todo corte.

Un libro muy en linea de la colección en la que lo he leído: Vidorama; irregular, elusivo.

Bueno, si lo consiguen, quizá no pierdan el tiempo... es mejor que algunas de las cosas que hoy en día nos quieren vender como buen terror contemporáneo.

lean, lean... y cuidado con las serpientes.