En ocasiones uno necesita ser clásico, académico. Otras la historia y la imaginación se liberan, rompen ataduras y se produce la deflagración.
¿Es posible que un universo de fantasía anide en otro? ¿Que los seres de una imaginación y los monstruos de otra se integren e interaccionen sin que el resultado parezca pretencioso, descabellado y fallido?
Lo dicho: a veces hay que correr el riesgo.
Próximamente, el resultado, el examen del lector, la cizalla del aficionado.