Ha sido un fin de semana de nostalgia. Me dio por volver a ver Encuentros en la Tercera fase, de nuestro amigo, el genial Spielberg. Quizá el tiempo no hay pasado muy bien por ella, y no sólo me refiero a la forma: personajes, estilo, efectos especiales… esa patina ochentena, sino a la forma de abordar el fondo de la historia. Y no se confundan, a mí me gusta, pero debo reconocer que rebosa un exceso de optimismo, de confianza y de ilusión casi infantiles, que a los ojos de un espectador contemporáneo sabe demasiado dulce.
Abordar el contacto extraterrestre es complicado, es la expresión consumada del riesgo, de la especulación. Es fácil jugar con el futuro si sólo hablamos de la Humanidad, las bases de partida: emociones, necesidades, debilidades, defectos y virtudes están ya establecidas, la especulación es casi un ejercicio que juega más con el entorno, con las condiciones de contorno, que diría un matemático, que con el fondo —un fondo que ya está dibujado, que apenas tiene nada de ficción, sino de extrapolación. Por ello, los autores, directores, escritores, en su inmensa mayoría, no tienen más remedio que jugar con las herramientas que tienen a mano, y por ello, de una manera u otra, desde un enfoque o el contrario, normalmente moral, maniqueo, extrapolan lo que conocemos de la Humanidad hacia esos seres extraños, ajenos; siendo el resultado una visión exótica de nosotros mismos
Quizá uno de los pocos que supo libarse de esa rémora, de mostrarnos la extrañeza como tal, fue el genio de Stanislav Lem en su Solaris (lectura que recomiendo vividamente a cualquiera de los presentes que no haya tenido la oportunidad de acercarse a esta maravilla). En ella se indaga con sabiduría en el concepto de diferencia, de inabordabilidad, de exotismo de la vida extraterrestre hasta el grado extremo.
Spielberg aborda el tema con un sesgo que, aquellos que hayan buceado en al sociología y la antropología del fenómeno Ovni, quizá la vertiente de su estudio más prometedora y ‘científica’, reconocerán de inmediato. El fenómeno Ovni como creencia, más dentro de la fe que el de la especulación y la ciencia. Fenómeno que entra dentro del terreno del estudio psicológico y simbológico de los hombres y mujeres que terminan obsesionándose con supuestos avistamientos, contactos y abducciones, con la vida y la psique destrozadas.
Repito, quizá demasiado caramelo, pero no está de más sentir que puede haber algo bueno, una esperanza.
Si quieren mi opinión, soy de los que consideran viable la existencia de Inteligencia Extraterrestre, y casi irrefutable la de Vida Extraterrestre… ¿entrar en el terreno Ovni? Mi experiencia me dice que la ilusión, la patraña y el interés rondan como depredadores implacables.