¡Oh, cielos, ahí viene!
Es la imparable estrategia comercial de Monstruoso —Cloverfield, para los amigos—, la nueva película de bicho devastador, de catástrofe y escabechina, creada por J.J. Abrams, también padre de la criatura televisiva Perdidos, dirigida por Matt Reeves.
¿Qué no saben nada?
Dios mío, entonces son ustedes de los pocos afortunados a los que eso del Marketing viral no ha contagiado hasta la nausea con una embestida tras otra. Y es que, quizá, el dichoso monstruito de marras, sí, otro más al que le da por arrasar la mítica ciudad de Nueva Cork, aunque sin rostro ni cuerpo, ya ha dado la lata por internet más que cualquier video casero de porrazo y risa fácil, maciza plástica zumbona, o patán de miembro ciclópeo.
Creo que he perdido la cuenta de rumores, de esas cosas llamadas teasers (Dios mío, ¿cómo he podido vivir hasta hora sin saber lo que era eso? ), de trailers en idiomas mil, trasuntos del bicho de marras y demás zarandajas publicitarias destinadas a sembrar la duda y el interés en igual medida.
¿No lo notan? Odio ese tipo de promociones. Sueles ser sustitutivos de un producto mediocre, meras alharacas y fuegos de artificio que deslumbran, pero no terminan de iluminar nada.
Son como antibióticos mal usados, y ya saben ustedes, queridos lectores, ¿qué es lo que sucede cuando abusamos de dichos elementos? Que en este caso cualquier película de buena factura, excelente guión y demás beldades, cuando asoma la cabeza, se ve ninguneada por ese asqueado “ya estoy harto, me están vendiendo otro cuento”.
Quizá Monstruoso sea una gran película, ojalá me equivoque en mi intuición; ojalá disfrutemos en la pantalla y me olvide de estas palabras. Pero mucho me temo que los amantes del género fantástico, y lo que es peor, los que no lo son y andan buscando reconciliarse, recibiremos el enésimo varapalo envuelto en un papel preciosista, en caja de colorines, perfumado y con lazo
Y si no se lo creen, echen un vistazo a cualquier web dedicada a lo fantástico y el cine, lean los últimos artículos, las últimas entradas, y cuenten, cuenten: a ver cuantas de Monstruoso o Cloverfield encuentran