Hay escritores que marcan la trayectoria literaria, ya sea como lector o como creador. En mi caso, de la pléyade de maestros que han pasado y se han quedado, hoy me gustaría rendir un sincero homenaje a un maestro español, a uno de los mejores escritores del siglo pasado, injustamente poco reconocido.
Me refiero a Gonzalo Torrente Ballester.
Prodigio de erudición, este gallego universal me ha deleitado desde siempre con su obra sin par. Y es que uno puede navegar por mares de toda clase. Desde la novela recia, meticulosa y costumbrista de los tres libros de “Los gozos y las sombras”, hasta la prosa desenfadada, socarrona, y cargada de amarga ironía que uno puede encontrar en su “Crónica del Rey pasmado”, pasando por un singular acercamiento a la literatura de corte fantástica —cuidado, un fantástico muy especial, de “La saga fuga de J B”, u obras magníficas en su dibujo de personajes, como es “Filomeno a mi pesar”, galardonada con el planeta cuando eso significaba algo.
A los amantes de la fantasía, recomendar la citada “Crónica del Rey pasmando” una novela de tintes históricos en al que lo demoníaco, humorístico, amargo y lo estrafalario flota sobre la corte de nuestros Austrias como una sutil niebla ponzoñosa; y también “La saga fuga de JB” eso sí, en este último caso, como se dice vulgarmente, agárrense los machos, la lectura requiera concentración, paciencia y continuidad.
Torrente Ballester, una estrella que no debemos ver apagarse en nuestra biblioteca.