Hay autores de una cierta irregularidad y que, sin embargo, nos mantienen pegados a los avances de sus publicaciones. Uno de esos casos es el de Peter Straub. Ya les he hablado en más de una ocasión de la que es considerada su mejor obra ‘Fantasmas’, y de algún que otro fiasco… sin embargo siempre se mantiene la curiosidad, al esperanza de volver a recuperar la sensación de estar atrapado que acompañó a la lectura de la obra citada
Hoy comentaré una de esas pequeñas joyas, o casi, que aún estando fuera del listado habitual de obras del escritor, merecería la pena que los amantes del terror tuviéramos en cuenta. Una de esas que nos mantienen al pie del cañón, afectos
Me refiero a ‘Si pudieras verme ahora’.
Straub, en muchas de sus novelas, tiene la tendencia de mezclar lo terrorífico con la novela policial; ejemplos de estos son Mister X, La Garganta, Coco… En este caso podemos hablar de una disolución del terror en un ambiento opresivo de novela negra pura y dura; donde el elemento policial es casi anecdótico. En ‘Si pudieras verme ahora’, Straub traslada la acción a uno de esos pueblos norteamericanos de peculiar idiosincrasia, cerrados, ligados a una cierto fanatismo latente, de naturaleza desconfiada. Podríamos decir que tratamos con una obra más del subgénero de fantasmas, del efecto que el pasado tiene en la vida futura; una obra donde el ambiente opresivo que aplasta al protagonista, se traslada al lector con singular eficacia. No es una novela redonda, hay demasiados lugares en los que se tiene la sensación de que el autor divaga sin demasiado sentido, sin un objeto definido. Aunque, cuando retoma el hilo de la narración, nos vuelve a atrapar y a dejar sin aliento.
Lo mejor de la obra es, sin duda, la relación empatía, repulsión que se establece con el protagonista. No nos encontramos con un tipo perfecto, con una víctima neutral e inocente. Es un tipo normal, con demasiados vicios, desagradable a veces, marcado por su pasado. También a destacar el buen retrato de esa América profunda de arraigados valores, ultramontana, emocional y recelosa de lo extraño. Tanto es así que obtenemos un perfecto retrato de ese arquetipo de la conducta, del miedo al extraño, al diferente, y de las reacciones y mecanismos de defensa que suscita cuando lo cotidiano, lo normal, se ven alterados por acontecimientos graves.
En la narración, pasado y presente se entremezclan en algunas ocasiones de forma magistral. En todo momento se nos mantiene en vilo con continuos giros argumentales que nos hacen trasladar el foco de la sospecha de un lado a otro. Lo sobrenatural se solapa con la realidad presente con bastante buena mano, salvo, como ya he dicho, en algunas partes donde se enreda de forma artificiosa y sin más sentido que el de, quizá, exagerar más aún un ambiente de tensión ya logrado.
Lo dicho, no es la mejor novela del autor, pero sí que es una a tener en cuenta, a buscar en las librerías de viejo o en las tiendas virtuales.