Tuve la suerte de poder compartir unas pocas horas con Claudio en la presentación de este su libro en Zaragoza. Pudimos hablar de novela negra, de uno de esos géneros que tanto a él como a mí más nos llaman la atención, de nuestros gustos, coincidencias y disparidades. Fue una velada fantástica, acompañados de Óscar Birbián, Fer y Roberto Malo.
Ya he leído el libro, y todo lo que se me prometió se ha cumplido con creces. Cerdán no se anda por las ramas, escribe género negro patrio, negro de verdad, nada de edulcoraciones policíacas, nada de intrigas psicológicas, nada de ingeniería literaria; si una de las facetas de Lo Negro, que tienen unas cuantas, es la de sumergirse en lo más primordial, degradado y real, real con mayúsculas, de la sociedad y de los subproductos humanos que esta origina; sumegirse sin componendas, adornos o bisoñeces..., ahí se ha sumergido Claudio de la mano de su personaje, El Tuerto Durán, y de la cohorte de espléndidos secundarios que le acompañan. El binomio Cerdán/Durán, dibuja una ciudad de Alicante sin aditivos, sin maquillaje; toda ciudad tiene sus monstruos, el instinto de muerte escondido, una faceta desintegradora, una amoralidad latente... en definitiva, un reverso oscuro, pero tan real como el luminoso. y Alicante se conforma como el marco, despiadado y tenaz que protege cual útero inquietante las andanzas y aventuras de Durán y sus asociados.
Es una novela vertiginosa, brutal, ordenada y sentimental; con ese fondo sentimental que nos proporcionan los anti-héroes bien dibujados. Una novela que bebe de algunos de los convencionalismos de la mejor novela negra sin caer en el pastiche o en el remedo vulgar, aportando algo de aire fresco y alegría al lector; y por favor, cuando digo convencionalismos, no lo hago en el sentido negativo, solo descriptivo, sin valoraciones.
Un buen consejo veraniego: cerveza bien fría, sombra y "El país de los ciegos"
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