martes, noviembre 16, 2010

Una actitud muy patria

Esta entrada me viene a la cabeza después de leer un hilo en los foros de Sedice dedicado al exceso de autores españoles en el mundo editorial (fantástico).
Hay una frase concreta que me hizo revolverme en el asiento. La expresa Santiago Eximeno, y es una cita de otro amigo mío y colega en NOCTE.

Por otro lado hay que tener en cuenta el fenómeno "quiero publicar pero ni siquiera me importa lo que publican otros". Juan Ángel Laguna Edroso, uno de los editores de Calabazas en el trastero, ya ha dicho que si toda la gente que manda relatos a la revista se la comprara, ganaría mucho mucho dinero.


Y es que no he podido evitar recordar a uno de mis autores de cabecera: Don Gonzalo Torrente Ballester; uno de los escritores que mejor ha sabido retratar ciertas actitudes de la cultura/sociedad española, y una de ellas en especial, el hecho de que dentro de cada españolito o españolita hay siempre o un poeta o un filósofo que piensa de sí mismo que debería estar por derecho en el parnaso de los creadores y pensadores. Hay dos ideas fijas acendradas en el subconsciente patrio: que tenemos el remedio para arreglar el mundo sin demasiado esfuerzo (recuerdo los arbitristas); y que a nuestro lado, Cervantes era un chupatintas de chichinabo (hagan una lista de Plautos y Esproncedas retratados en las obras patrias). En las dos, lo que es lo malo de verdad, ese convencimiento viene acompañado de un sentido de la propiedad pervertido, de un chauvinismo ridículo que nos hace renegar de y envidiar a todo aquel que publica algo de calidad pasando por encima de nosotros.

Hay cosas que nunca cambian.

Ya se dijo en la Hispacón ¿dónde están los lectores, por Dios?... escondidos, asustados ante la plétora de maniacos de Internet que ven la oportunidad abierta para sacar al mundo sus desbarres literarios de serie B, C, D... y Z.

Dios. ¡Qué bien sientan las generalizaciones a veces!