Hay autores que poseen una visión prodigiosa de los hombres, los lugares y la sutil e intensa relación que los enmaraña entre sí, haciéndolos un solo ente. Hay autores con una visión crítica portentosa, capaces de encarar y mostrar la realidad, cruda, sencilla, vital o moribunda, ya sea con una narración dura, precisa y al mismo tiempo llena de armonía, como con otra cristalina, agridulce y optimista.
¿A qué viene esto? Pues a que todo buen lector de buena literatura tiene la nueva oportunidad de echarle la mano a dos maravillosas obras recién reeditadas en español del premio Nobel John Steinbeck. Me refiero y en el orden correcto a “Cannery Row” y su continuación “Dulce jueves”, ambas reeditadas por Terapias Verdes S.L.
Ambientadas en la ciudad de Monterrey, en ellas Steinbeck perfila una épica de la vida sencilla, desquiciada y lúcida de un conjunto de personajes atractivos. Es una narración que flota sobre las hojas, marcada por una ironía constructiva, por un sentido peculiar de la existencia.
No quiero explicar más. Si mi palabra y mi gusto tienen algún valor para alguno de los que lean esto, háganme caso, corran a comprar cualquiera de estos dos maravillosos libros.
Yo he esperado casi diez años para encontrar la primera de estas obras; tuve la suerte d econseguir “Dulce jueves” en una librería de viejo hace ese tiempo. Y desde entonces he corrido como un loco de librería en librería, ya fuera virtual o palpable, sin éxito… sin éxito hasta hace unos días, cuando “Cannery Row” cayó en mis manos temblorosas.
Hay una sensación especial que sólo tenemos los amantes de los libros. Esa que surge cuando descubrimos una joya perdida, un amigo desconocido que nos espera en un estante, silencioso y expectante, sabedor de que el destino lleva preparando el momento tanto, tanto tiempo.
Lean, lean… disfruten.