miércoles, noviembre 04, 2009

Truco o trato

Uno no comprende qué mueve el mercado de los estrenos cinematográficos. ¿Por que auténticos bodrios, que apenas tienen espectadores, y no me refiero a sesuuudas disquisiciones pseudointelectualoides con ínfulas de arte intemporal, sino a esas otras creaciones casposas y somníferas, pueden aparecer en la gran pantalla, y otras, como la película a la que me refiero van directas al estreno en DVD?
Incomprensible.
Pero la vida es así, Lázaro: injusta, dura.
Hay que ver 'Truco o trato', hay que verla en cuanto se pueda, cómprenla, alquílenla, si pasan de la ley y el orden, bajo su responsabilidad, descárguenla.
Quizá no sea una obra maestra, no, no tiene porqué serlo. Pero es una de esas sorpresas que nos reconcilian con el género. Es difícil ser original en los tiempos que corren, pero este filme lo consigue.
Diferentes historias entrelazadas entre sí, todas ambientadas en un mismo lugar, en un mismo tiempo, una escalofriante y divertida noche de Halloween. Una ciudad tipo, un barrio tipo, una fiesta tipo... en la que las cosas más increíbles pueden llegar a suceder. Cada personaje posee su alma, diferenciada, su carga simbólica e importancia. No sobra nada, ni una escena, ni un efecto, de los cuales, por cierto, apenas se abusa... Algo de agradecer en los tiempos que corren. La bases, bien firmes, son, por un lado la originalidad , y por otro la propiala narración, las distintas historias que se nos cuentan, que se alejan y entrelazan, que se interfieren o se hacen paralelas entre sí en armonía, con una precisión total, sin material sobrante, sin excesos.
Quizá en ella se huele el viejo y amable aroma del cine de los ochenta, del buen cine de la década prodigiosa, donde la calidad y el entretenimiento se conjugaban de forma armónica.

En aullidos
En almas oscuras