Hay un tipo de literatura de terror actual que se ve influenciada por la narrativa cinematográfica: el peso de la narración lo llevan los diálogos, los personajes son simples, definidos por unos pocos rasgos esenciales y aquello que mejor lo define es su propio comportamiento. Bueso, en Noche Cerrada exprime este modelo al máximo.
Nos encontramos ante una novela de terror de lectura acelerada, de esas que nacen con la intención de no dejar respirar al lector en ningún momento, de asustarlo sin remedio, de enfrentarlo al terror siempre que es posible. Y en casi todos sus capítulos lo consigue.
Tuve la suerte de estar en la presentación de este libro en la Hipacón de Sevilla, y pude escuchar cómo el autor tuvo sus más y sus menos debido a la temática subyacente (el origen del mal, del terror es una fosa común de la Guerra Civil Española). Creo que cualquier crítica a ese aspecto es gratuita. No hay falta de respeto, no hay hipocresía, no hay gratuidad. Se trata de una cuestión de fondo argumental como cualquier otra. Hay algo llamado libertad de reación, y meintras em respeto y la verdad estén ahí, de ecabecera, no nos debemos escandalizar de nada.
El libro es, en términos generales, bueno. Promete lo que da, un buen rato de entretenimiento y terror.
Tiene algunos defectos que espero el autor vaya puliendo conforme gane experiencia. El mayor, quizá, ha sido el final apresurado, muy apresurado, la inclusión en el de un personaje importante en un estadio demasiado tardía de la narración, lo que le quita fuerza, una fuerza que realmente debería poseer, y que debería haber venido apareciendo a lo largo del desarrollo anterior de la trama. Quizá, Emilio, también debiera reconsiderar algunos diálogos en los que los personajes, cual profesores de universidad ofrecen lecciones magistrales de historia y biología. Es lo malo de usar la primera persona y el diálogo como ejes narrativos: hay elementos que necesariamente no casa bien con esa forma de narrar, pero que el autor se ve obligado a hacer aparecer por la completitud del argumento.
Pero no se confundan. Es un libro a tener en cuenta, endiabladamente mejor que algunos de los mamotretos extranjeros que últimamente nos vemos obligados a tragar queramos o no.