jueves, julio 12, 2007

Cazador de mentiras, de David Jasso y Santiago Eximeno

Cuando uno hace una reseña de la obra de un amigo, de un conocido, tiende a aplicar un rasero más flojo y permisivo que si de la obra de un consagrado desconocido se tratase. Espero que no sea este el caso con Cazador de mentiras de David Jasso y Santi Eximeno.

Nos encontramos con terror nacional y bueno, encima.

El libro asume las ventajas e inconvenientes de su propia concepción y realización a cuatro manos.

Lo malo, para dejar el buen sabor de boca al final, es la desigualdad entre diversos capítulos y sobre todo, la necesidad de profundizar algo más en los personajes, dotarlos de algo más que de un conjunto de acciones y reacciones, dotarlos de una vida, de un fondo creíble que nos ayude a conectar con ellos. Creo que es el principal defecto, y probablemente único que tiene la obra: unos personajes algo planos y en número excesivo. El hecho de que algunas partes muy concretas, algunas descripciones, se me hayan alargado, inflado en demasía, es tan sólo una valoración de gusto personal, que otros pueden ver como una virtud.

Y ahora lo bueno.

No hay nada que envidiar a la imaginación extranjera que domina el mercado editorial. Aquí se crea fantasía, terror, ficción de la buena. Este es un ejemplo: un libro de lectura rápida, no por vacío, o por insustancial, sino porque se le ha sabido dotar de un fantástico ritmo narrativo general. El hecho de que se haya escrito, como he dicho a cuatro manos, hace que cada capítulo sea casi un ente independiente, con la virtud del relato corto de atrapar al lector cuando está bien escrito, y estos lo están.

El planteamiento argumental es inteligente y original… un pueblo que aglutina a unos personajes dispersos, un pueblo que es origen y foco de algo monstruoso. Quizá el protagonista del relato debiera ser Certeza, y no el monstruo, el cazador de mentiras. Un ser arcano, misterioso, terrible e implacable; un ser con un solo objetivo: el castigo.

Un argumento bien acabado, bien escrito, original y de calidad… una buena apuesta.

Sí, amigos y amigas, vayan corriendo a comprar su ejemplar. Merece la pena.

A la limón de esto último, ya sé que quizá haya una oferta literaria de terror de origen extranjero que, por razones publicitarias, de calidad, de lo que sea, se nos haga más aparente y atractiva que la nacional. Pero debemos dejarnos de provincianismos. Todos queremos, deseamos, un fondo narrativo, un conjunto de escritores nacionales consolidados y de calidad, y para eso debemos fomentar la publicación de su obra, arriesgarnos a ir a la librería y decidirnos por esas obras antes, o quizá junto a esas otras contemporáneas, ‘de afuera’… que, sea dicho, últimamente han bajado en calidad de una forma abrumadora. Aquí los hay, sólo hay que darles una oportunidad.

Cazador de mentiras es un buen inicio

Saludos y lean…lean, y cuidado; una mentira se le escapa a cualquiera.

Enhorabuena David (y Santi, claro), ya te contaré más en la tertulia... y tú podrás cortarme las orejas