No se asusten, por favor, no se me marchen. No voy a hacer publicidad de las pseudociencias y demás magufos paranormales. No, tan sólo les quiero hablar de la serie Abducidos, (Taken). Dicha serie ha sido producida por Steven Spielberg, lo cual implica de partida un cierto marchamo de calidad.
Esta recorre a través de cincuenta años de peripecias las vidas entrelazadas de tres familias, la familia de un abducido en la segunda guerra mundial, la familia de una ‘contactada’ que se queda embarazada de un alienígena y, por último, la familia del militar de las fuerzas aéreas que se esfuerza en desentrañar a cuaqluier precio a qué han venido nuestros amigos de ahí afuera.
La serie hace a lo largo de sus diez capítulos un repaso de lo que ha sido el fenómeno ovni en Estados Unidos, explorando hipótesis, exponiendo hechos de la historiografía de la ‘investigación’ ufológica. La serie se decanta por una determinada interpretación: los ovnis son reales, están tripulados por seres extraterrestres y vienen, se nos llevan, experimentan con nosotros con un determinado y oscuro fin, que sólo se desvela al final de la serie.
Es obvio que hablo de calidad técnica de la serie, de su buena ejecución, de su espléndido guión, el dibujo fino y profesional de los personajes, sus espectativas, motivos y necesidades. No hace falta ser un fanático enfebrecido, ni siquiera un aficionado tímido, ni tampoco un tipo sensato que no crea en esas cosas; todos, todos pueden ver y disfrutar de esta serie. Hasta el descreído más recalcitrante, tan sólo se trata de ficción, de una elucubración fantástica bien orquestada.
La verdad es que, personalmente, soy bastante reacio a pensar que nos visiten seres de otros mundos (al menos, dejando la puerta algo abierta, de esa manera), reacio al fenómeno ovni en sí, y que conste que poseo la certeza del converso, pues, en mi juventud, mordí del árbol prohibido. De aquellos años de curiosidad me queda un poso amable, una gran desconfianza y lo mejor: pervive una total curiosidad frente a este fenómeno y todo lo que sucede alrededor, curiosidad hacia la parte, llamémosla, sociológica, psicológica del asunto.
Me fascina ver cómo y porqué algunas personas creen a pies juntillas en estos hechos, como son capaces de centrar su vida en ellos, manipularla, desvirtuarla… o quizá crearla. A veces pienso que no es sino otra forma de creencia, de fe, de la necesidad de algo trascendente que nos supera, nos engloba, nos da sentido. En otras, un escenario que algunos espíritus débiles usan como medio de autodestrucción; en demasiadas, un perfecto cuento con el que medrar económica y/o socialmente.
Bueno, lo dicho, si pueden echarle mano, vean Abducidos.