lunes, octubre 18, 2010

"El enviado". De J. E. Álamo

Hay escritos que fluyen como un río, otros conforman un juego de muñecas rusas, algunos son un laberinto, los más exóticos son como fractales... que a cada cual le dé por imaginar ejemplos de cada una de estas variedades. Luego, como es este caso, tenemos libros que parecen un plano del metro donde todo esta interconectado, donde cada elemento es dependiente de sus compañeros.

El enviado es un juego de vasos comunicantes, una historia de historias enredadas sobre sí mismas, enhebradas por una misma aguja que da nombre al libro: el personaje del enviado, una entidad ambigua y elusiva, juez y verdugo a primera vista, que pierde su ambiguedad conforme la lectura avanza.

Hay dos tipos de relatos en esta obra de Álamo, aquellos que se centran en un juego de personajes sobre los que el enviado actúa como un ejecutor implacable, y aquellos otros que amalgaman a estos primeros, dotándolos de una consistencia firme, un universo razonado que explica el origen, comportamiento y las intenciones del enviado.

Lo bueno de libro. Los relatos en los que se nos presenta a un zoo de espléndidos personajes, bien dibujados, dotados de una personalidad definida, enraizados en una biografía aparente de gran vigor y plausibilidad. Fascinante es el juego que se estable en ellos entre dichos personajes y el enviado. Perfecto el entramado que nos los presenta en la armonía coral que los encaja.

Lo no tan bueno. La necesidad de los otros relatos, esos interregnos explicatorios. Supongo que estos aparecen tanto para dar un mayor volumen al libro, que si no se quedaría muy corto en páginas, así como también para dotar al personaje del enviado de un trasfondo que permita a cierto tipo de lectores no encontrarse con una historia demasiado abierta y confusa. (personalmente creo que, con mínimos retoques, sin ellos el conjunto de historias que juegan con los personajes es lo suficientemente sólido como para aguantar por sí solo)

De todas formas, se trata de una obra cuya lectura recomiendo vivamente, en ella una buena voz narrativa de género se nos abre y nos permite entrever un presente muy interesante y un futuro prometedor