Uno relee viejas recopilaciones, busca en listados una tarde perdida por internet, y encuentra recurrencias, repeticiones que terminan por despertar un gusanillo en el estómago literario. Una de esas repeticiones es Vernon Lee .
Así que, cuando vi que publicaban La mirada maligna, recopilación de unos pocos relatos de la autora, pues hice caso del gusanillo y comí de la manzana.
Si uno es fanático del horror moderno, de la fantasía oscura de toque contemporáneo, urbano, cosmopolita, entonces ni se le ocurra acercarse al libro. Vernon Lee escribe con maestría novecentista, con detalle pristino, con voz reposada, con ese oropel que abruma por su enciclopedismo. Sus relatos nos encaran con una crueldad refinada, con un horror que sólo se aparece al cabo e un tiempo, cuando el relato está en nuestro estómago cerebral, a medio digerir. No hay brusquedades, experimentalismos, son palbras, hitorias puras.
Actualmente estoy leyendo una recopilación, una de esas de la antigua "Bruguera": Las mejores historias siniestras, un compendio de relatos escritos por autores famosos que normalmente no se han dejado caer por los pagos de lo fantástico. En muchos de ellos encuentro el mismo aroma que se aspira en las páginas que nos ofrece Vernon Lee. El terror (lo siniestro, lo fantástico) está enterrado bajo capas de vulgar o brilante normalidad, de historias de estar por casa de, de golpe o con suavidad de gato giran hasta encararnos con los más siniestros rostros del universo.
Vernon Lee nos presenta la maestría de esos artesanos que uno imagina arrugados, retorcidos de estar toda su vida inclinados sobre el banco de trabajo, obsesionados con esa rara joya llamada perfección, en una eterna búsqueda de un grial elusivo.
Lo dicho, una excelente muestra de otra forma de ver y encarar lo fantástico y lo siniestro en lo fantástico.
Lean, lean...