Este fin de semana he tenido la oportunidad de ver el dvd de la película "El bosque" (the village) de M. Night Shyamalan, el autor de "El sexto sentido".
Hace tiempo leí diversas críticas. las había para todos los gustos, pero buena parte de ellas aludían a la poca entidad del film como película de terror.
Lo cual me hace reflexionar algo. La, a veces, nefasta capacidad de la publicidad para conducirnos a engaño, para hacernos pensar una cosa cuando, en realidad, lo que vemos nos dice otra bien distinta.
"El bosque" es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo. No es una película de terror. Es una película que habla del terror desde la óptica del uso que se hace de él para manipular a los personas. Lo cierto es que no debemos confundir tensión con terror. Cosa que la productora y sus gurús del márketing sí hicieron... y metieron la pata. Pensaban que así iban a atrer más gente, pero lo único que lograron fue un conjunto de espectadores decepcionados y confundidos que terminaron por convertirse en detractores. Y eso es injusto, la película no es mala, no es aburrida, simplemente no se adapata a lo que se vendió, al dinamismo del trailer, a la acción terrorífica que se intuía.
Todo esto me recuerda, en una suerte de rocambole que me hace reflexionar a la inversa, a la actual situación de la literatura fantástica: ciertos autores "serios" que, habiendo escrito una obra claramente de corte fantástico (llámese ciencia ficción, terror, fantasía) intentan por todos los medios alejarse de semejanta catalogación, no vaya a ser que les caiga un estigma encima.
El arte es arte. Catalogamos porque el hombre es así, actúa a si impelido por una estructura mental determinada. Pero lo importante no ha de ser la filiación de la obra de arte, lo importante es la obra en sí, el efecto que tiene en quien la lee, la siente, escucha o contempla. Soy de los que piensa que la catalogación debe ser un ejercicio a posteriori, algo que nos ayude a almacenar, no que nos mueva a ver, porque entonces nos volveremos unos hemiplégicos mentales, estaremos cojos, faltos de sustento por no haber sabido ir a buscar en otros campos, en otras luces, en otras tierras tan fértiles como la que más
Vuelvo a "El bosque"
La película es impecable, de una hermosura serena e inquietante. Es sobria, lacónica, com el personaje de Joaquim Phoenix. Los actores abruman con sus interpretaciones. Visualmente es casi una obra de arte, y la banda sonora, incluidos los silencios, se mezcla con la narración con cuidado equilibrio, complementándose de una forma escalofriante.
Si la van a ver olvídense de lo que les contaron o de o que leyeron en una crítica. Limpien la pizarra y entren vírgenes. Verán la crónica de un manipulación, al tragedia de ver cómo las ideas más nobles pueden contaminarse sin remedio de los vicios que ellas mismas detestan. Como todo en esta vida ni es blanco ni es negro, como el miedo es el arma de los tiranos y, a veces, de los que se creen justos.
No le defraudará
Vean, vean... cuidado con aquellos de los que no hablamos, pero que tenemos siempre en la cabeza.