El 13 de junio de 1910, es decir, hace cien años y un pellizco de días, nace Gonzalo Torrente Ballester. Son pocos los lugares en los que he podido ver anotado este hecho, en los que sí, siempre en un segundo plano.
Sea esta una pequeña entrada homenaje a uno de mis autores españoles favoritos.
Sea este un agradecimiento a los inmejorables momentos que me deparó con muchas de sus obras:
Los gozos y las sombras, que se puede considerar su obra magna; La saga fuga de J/B, un hito extraño, fascinante, desquiciado y magnífico de la fantasía hispana; Filomeno a mi pesar, obra segundona para algunos, pero que es una delicia leer, y que en mi opinión no debe ser relegada; Don Juan, obra que todo aspirante a escritor debería leer y empaparse; La crónica del rey pasmado, destilado fantástico: irónico, hiriente y magnífico en su sencillez...; y tantas más.
Don Gonzalo anda olvidado, pero yo no lo olvido. Le agradezco las horas de gozo, de emoción; agradezco todo lo que me enseñó entre líneas, sus letras, sus frases, sus historias. Gracias a él me enganché un poco más a este mundo extraño y maravilloso que es la literatura, gracias a él leer se hizo algo más amable, y escribir, un deseo nacido de la sana envidia.