martes, junio 01, 2010

Una oración por los que mueren, de Stewart O'Nan

Hay maneras de contar una historia que nos hablan del riesgo técnico que un escritor está dispuesto a asumir. Narrar todo un libro, toda una historia en segunda persona, hacerlo bien, es algo a tener en cuenta, un valor añadido al de la propia historia y al del dibujo de los personajes y sus relaciones.

¿Qué se busca en una narración en segunda persona? Pues dos objetivos posibles, o una interacción con el lector, convirtiéndolo en parte fundamental de la historia —que no es el caso que estamos viendo. O el de una mayor intimidad entre el lector y el narrador, pues la segunda persona recrea un nexo intestino, espontáneo entre ambos, casi evocador. Usar esta técnica es un riesgo, dado el esfuerzo constante que se exige. No es un desarrollo natural como el que se da en una primera o en una tercera persona, siempre tiene un tono forzado, a veces casi angustioso. Un riesgo que cuando se elude, conduce a una comunión emocional entre el narrador y el lector, pues lo que se busca, en el fondo y la forma, es una identificación inconsciente de éste con aquél, una suspensión, ya no de la realidad, sino de la propia personalidad. Yo lector, acepto permeabilizar las fronteras de mi yo más íntimo, para dar cabida al otro yo que recerca el escritor.

Merece la pena leer “Una oración por los que mueren”, no solo por el excelente uso de esta forma de narrar, también por la historia que nos cuenta, por el dibujo del protagonista, por el desarrollo de los hechos, sosegado pero inquebrantable y brutal. Quizá la única pega —si es que se puede denominar así— sea su etiqueta como una obra adscrita a la temática del terror. No creo que sea así, y no es una crítica negativa, todo lo contrario; no hay elementos que permitan hablar de ella como tal obra de género. Hablamos de una historia universal, narrada desde una visión personal, de cómo la guerra cambia a las personas: redimiéndolas o desintegrándolas, del dolor, de la locura, del amor sometido al desgarro, de la tragedia que va asociada a la enfermedad, a la epidemia… de un horror que ha sido cotidiano a lo largo de la historia, que es la forma de enfrentarnos por dentro y por fuera a la inevitabilidad de la muerte y a nuestra propia responsabilidad.

Una oración por los que mueren
Autor: Stewart O'Nan
La factoría de ideas

Situada en Amistad, Wisconsin, justo después de la guerra civil norteamericana, esta historia nos cuenta la horrible epidemia que atenaza un pueblo con mandíbulas de miedo y muerte. Jacob Hansen, sheriff, enterrador y pastor de Amistad, no tarda en verse abrumado a pesar de persistir haciendo todo lo que puede. Pero Jacob no puede controlar la rápida expansión de la plaga, el pánico que se desata sobre Amistad o sus propios sentimientos de desesperación. Oscura, poética y escalofriante, Una oración por los que mueren nos hace reflexionar sobre si es posible ser un buen hombre en tiempos de locura.