lunes, mayo 07, 2007

Esta vez en Miasma

Pues eso, que en el mes de Mayo aparecerá en este fancine uno de mis relatos: El mazo.
Espero que quien lo lea lo encuentre de su agrado.

Saludos

Miasma

Pulse o lo perturbador del cine oriental.

A veces el terror viene determinado por elementos ajenos a la propia trama de la historia. Es algo que, sobre todo, se puede observar en el cine de terror. Hablo de la forma de narrar, hablo de la idiosincrasia que empapa al narrador, director o creador, hablo de las peculiaridades culturales que nos impregnan como ciudadanos de uno u otro país, como elementos de una u otra cultura y que, obviamente pasan a formar parte definitoria de la historia que cuentan

El ejemplo claro de esto que digo viene dado por el nuevo cine de terror oriental. Ayer estuve viendo Pulse (kairo), una extraña y desasosegadora película del director nipón Kiyoshi Kurosawa. Y ayer me di cuenta que buena parte de la inquietud que me trasmitía la película no venía dada por la historia en sí, por los efectos de imagen, la fotografía… no, más bien esa inquietud venía reafirmada y enfatizada por la extrañeza, por la diferencia entre la cultura japonesa, sus comportamientos, su forma de mostrar y de provocar emociones, sus tics, culturales, tan distintos a los nuestros, por mucho que nos emperremos en agarrarnos a eso llamado cultura global.

Es quizá por eso que tengo unas sensación tan distinta, un recuerdo diferente cuando vuelvo a las dos versiones de The Ring, excelentes ambas, la occidental y la original.

Obviamente también hemos de indicar lo mucho que ayuda a esa sensación de extrañeza la distinta visión de lo sobrenatural que ambas culturas tenemos. Los fantasmas japoneses son distintos a los fantasmas occidentales; muchas veces en su propio origen, en el motivo de su fantasmalidad, y también porque en ellos en ellos ese hieratismo, esa falta de emocionalidad propia de la cultura nipona se hace más patente, insuflándoles un añadido perturbador a lo propiamente sobrenatural.

Añadir a esto que Pulse es una de esas películas que al menos todo buen aficionado al cine de terror debe ver. Es un film difícil, a veces inclasificable y desorientador, es un cine que incide más en lo visual que en la trama, que en la coherencia del argumento o su claridad. No hay efectos especiales exagerados, sólo un efectismo cuidado que empapa la fotografía, los ángulos de cámara…

Vean, vean… y cuidado, mucho cuidado si algo les resulta extraño en su ordenador.

miércoles, abril 25, 2007

Echar de menos esas antologías...

Termino la lectura de el gran libro del terror y el sabor de boca es dulce, tremendamente dulce, un paladar que sólo se ve contaminado por una cierta tristeza. Ya no hay colecciones como esta, ya no hay un super terror o un gran super terror de Martinez Roca, ya no hay, salvo librerías de viejo, más recopilaciones como las de Horror 1,2… o Las mejores historias de terror 1,2… Garantes de la salud del relato de terror en sus diversas variantes.

Ya no veo antologías, ya no veo selecciones. Tan sólo Paura salva la cara en el mercado editorial, esperemos que por mucho tiempo. Es como si las editoriales le tuvieran miedo a esta forma de narración. Bueno, sí le tienen miedo, la gente ya no parece comprar selecciones, parece que la Novela se haya tragado de golpe y porrazo todas las vertientes creativas literarias que no sean ella misma, y si la gente no compra, o no parece querer comparar, ¿por qué se han de arriesgar las editoriales? Mención a Valdemar y Siruela y sus recopilaciones.

Esto nos deja con Internet y algunos fanzines como los únicos campos de salida posibles para el nuevo relato de terror. Recalco: el nuevo relato de terror. Saludos a aquellos fanzines que se arriesgan, lástima que en Internet nos enfrentemos al problema de la desmesurada cantidad de material mediocre, esa es la gran ventaja y la gran desventaja de la web: cualquiera puede ir, llegar, se acumulan tantos sitios donde leer que uno no sabe bien cuál elegir, y ya dentro, uno se enfrenta a verdaderos bodrios. Pero es este un precio que debemos estar dispuestos a pagar, debemos perder tiempo y energía para encontrar la perla que haga que el asunto merezca la pena.
Añoro esas antologías de Bruguera, esas antologías de Martínez Roca. Ojalá de nuevo alguna de estas editoriales u otras se arriesgaran y nos premiaran cada año, al menos, con una selección antológica, nacional o extranjera, para ver el recorrido contemporáneo del género.

sábado, abril 07, 2007

La habitación del niño

¿Importa conocer cuál va a ser el final en una historia de miedo? La gran mayoría de nosotros pensaríamos, es más, afirmaríamos que sí, que importa, que influye. Pensaríamos que el miedo, la sensación de angustia, inquietud, hasta pánico poseería otra cualidad, una cualidad menos perturbadora y poderosa.

Y sin embargo, a veces, en casos concretos, sabemos cuál va ser ese final; lo sabemos, después de haber leído, visto, escuchado la mitad, un tercio, dos, de la historia, y aún así el terror penetra con la misma precisión de un bisturí afilado.

Eso sucede con “la habitación del niño”, la contribución de Álex de la Iglesia a la serie de películas para no dormir. Después de haber visto casi todas, sin ningún género de dudas, puedo afirmar que es la que introduce el miedo en quienes la ven de una forma más intensa y desasosegadora.

Esta historia es un buen ejemplo que nos permite discutir acerca de los pequeños detalles que diferencian historias de terror similares en su efecto final:

Una de ellas es la presencia de elementos cotidianos, elementos que no son comunes a historias tópicas y manidas, elementos modernos: recordemos la hornada oriental, tanto en literatura como en cine, con una cinta de video, un teléfono móvil... es como si el autor se aprovechase de la novedad para hostigar mecanismos del miedo hasta ahora no pulsados. En este caso hablamos de un simple “escuchador para bebes”. Esos elementos del día a día, si son manipulados con maestría consuman una reinterpretación de la realidad que vivimos, tranquila, sin sobresaltos, afable, abriendo una rendija a esa irrealidad que no es más que un chiste, un chascarrillo de hoguera de camping, de noche de pijamas y alcohol.

La siguiente tiene más que ver con un elemento, llamémoslo de catalizador. Una historia de miedo, bueno, las historias de miedo, normalmente usan una serie de elementos que se repiten de manera incesante, abusan de la ingenuidad del personaje en sus reacciones ante el entorno que produce el terror: ¿Subiríamos por la escalera si oyéramos ese ruido? ¿Bajaríamos al sótano? ¿Abriríamos la puerta o compraríamos veríamos esa cinta de vídeo que comunica con una realidad terrible? Vemos, leemos esas historias y, a pesar del miedo que nos produce el buen hacer del autot, siempre nos queda ese asidero de realidad... no, de realidad no, sino de tranquilidad que nos hace sonreír a la vez que temblar

De lo que hablo es de ese noventa y nueve por ciento de la historia; pero, de repente, aparece ese otro uno por cien, el catalizador, ese que hace que la perspectiva cómoda desde la que nos permitimos entrar en estado de terror, de miedo, de repulsión, ese que hace que esa perspectiva cambie y que reinterpretemos de otra forma esas inquietudes.

En este caso es la presencia de un niño, de un bebé. Nos reímos de la pobre o el pobre incauto que sale al bosque sabiendo que hay un tipo que ya ha destripado a media docena de sus amigos, sin embargo, si ese personaje lleva en brazos a un niño... pregúntenselo: ¿el miedo es el mismo?

La causa: la inocencia. El adulto escoge cometer el error, jugársela, sabe los riesgos, sin embargo el bebé es inocente, no actúa, es un elemento pasivo que no escoge sufrir, sino que está expuesto a un sufrimiento sin más, sin merecerlo, sin buscarlo. En nuestro interior, al menos en el de casi todos, todavía queda esa visión de la inocencia, de la ausencia de culpa o motivo.

Por otro lado, a destacar la magistral forma con la que el director juega con el recurso de los mundos paralelos, algo difícil de hacer, puesto que ya ha sido visitado en demasiadas ocasiones
Vean, vean... no les importe saber cómo va a terminar al poco de ver la película, no importa. Yo hace tiempo que no sentía ese temor, ese miedo.

martes, abril 03, 2007

No sólo de terror vive el hombre...

Y es que a veces uno encuentra algunas joyas, libros de esos que son una perfecta vía de comunicación entre las personas con inquietud intelectual, o simple curiosidad, y esos temas, esas historias, esas realidades y conocimientos que andan escondidos entre sesudas monografías de título extraño, aburridas y aparentemente sin sentido. A veces uno encuentra uno de esos libros que nos define y explica con su propia y maravillosa existencia el porqué de la extrañá, obsesiva, aparentemente demencial atracción de ciertas gentes por bucear en disciplinas e investigaciones aparentente sin sentido, por dejar su vida en estudios absurdos.

Un ejemplo: ¿Quién perdería el tiempo investigando los depósitos cristalizados de la orina de una especie de ratón del desierto de Chaco, en Norteamérica? Pues sí, hay alguien, y gracias a ese alguien, otro investigador, un historiador, un arqueólogo, puede hacernos comprender buena parte de las razones de la desaparición de una cultura india como la de los Anasazi...

Hablo del libro Colapso, de Jared Diamond. Lo vi en una librería de Pamplona hace tiempo, en tapa dura, costoso como él solo, pero con una temática atractiva. Hace poco se ha editado en bolsillo... a por él, me dije.

Cómo y porqué unas culturas, unos pueblos, unas civilizaciones desaparecieron sin más: Mayas, Pascuenses, Anasazi, Los vikingos en Groenlandia, y otras no... y todo ello con un estilo directo, claro. Diamond, profundiza, y lo hace conectando al lector con la multiplicidad de disciplinas dispares e increibles que ayudan a contemplar y comprender un poco más esta nuestra historia.

Lean, lean...

Informacion de la editorial
Comentario en terra antiqvae

jueves, marzo 29, 2007

Vivo...

Hola y disculpas
Lamento la tardanza, la desaparición, o como quiera llamarse.
Sufrí una intervención y esto me mantuvo a margen dle mundo bastante tiempo. Ahora, con todo casi solucionado, espero volver en breve a la carga y deleitarles u horrorizarles con nuevos comentarios.

Saludos a todos.

martes, febrero 27, 2007

Básicos del terror: Los veraneantes, de Shirley Jackson

Hay cuentos de miedo, que no de terror, que insuflan su desasosiego con un retardo discreto y efectivo. Relatos que terminamos de leer sin levantar los ojos del papel, que nos atraen de una forma misteriosa, y que nos dejan, de repente, con una sensación de vacío, de necesitar un más allá. Es esa reacción del lector que quiere más, que necesita más.

Y pasan los segundos y un destello de perturbación ilumina con luz macabra nuestros pensamientos. El alma del cuento ha llegado a nosotros. El argumento ha madurado en nuestro interior, la lectura plantó una semilla de forma furtiva, una semilla que, en cuestión de segundos, germinó y que, al fin, ha florecido con el aroma del desasosiego, con pétalos venenosos de una belleza insondable.

Hay relatos de miedo que no necesitan golpear, se limitan a acariciar, luego sentiremos el escalofrío.

Nos encontramos aquí frente a uno de esos cuentos. Y es por eso que ni si quiera me molesto en hacer un breve sumario.

Shirley Jackson es autora, además de este cuento maravilloso, de la obra maestra The Haunting of Hill House, la Guarida. Obra que todo aficionado al terror no debe dejar de leer.

lunes, febrero 19, 2007

Más elucubraciones... o cómo nos afecta el terror

Estoy enfrascado en la lectura de un mito, de uno de esos libros que, a fuer de ser imposible o casi imposible encontrarlo, se han convertido en un objeto de culto. Se trata de El gran libro del terror de Martínez Roca, en su colección gran super terror.

Nos gusta categorizar. A veces encontramos más placer, y una rara percepción de falsa utilidad en eso de poner etiquetas a las cosas. El autor de la selección de los relatos ha dividido el libro en tres partes según el ‘tipo’ de terror que tinta los relatos, sin embargo, después de haber leído media docena de ellos, a mi me vino a la cabeza una nueva división, un enfoque a resultas de las sensaciones que despertaban en mí dichas lecturas.

El autor plantea la división entre: para empezar,el mal como foco del terror; luego, la perturbación de la realidad, de lo real y conocido, y, por último, quizá una concesión a la época en la que se hizo la selección (Principios de los ochenta), a ese terror indeterminado, de tipo intelectual que navega con cierto de orden y desapego por la psique humana (concesión al salto experimental que sufrió por entonces la literatura en paralelo al resto de las artes).

Sin embargo hablemos de mis sensaciones. Después de leer: Los veraneantes, de Shirley Jackson, El gemido de los perros apaleados, de Harlan Ellison y La multitud, de Ray Bradbury, después de estas y otras muchas lecturas, me fijé en cómo distintas historias de terror se me hacían, valga la redundancia, distintas, precisamente por el efecto que causaban en mí, por la forma en la que me, digamos, perturbaban.

Primero está ese terror que nos impacta como una patada en el plexo solar, que nos encoje el ánimo y retuerce cualquier víscera, sea estómago o corazón. Lo hace de todas, todas, sin esperar a nada. El lenguaje nos controla, nos domina y nos golpea sin apenas dejarnos reflexionar.

Luego está ese otro terror, el que viene con retardo. Terminamos de leer la obra y percibimos un remusguillo de inquietud, algo, un pensamiento extraño que vaga, anónimo, por nuestro interior. Posteriormente, como una marea esa desazón crece, nos perturba más y más, hasta que por fin se derrama, nos hace abrir la boca, sonreír sosteniendo el escalofrío en la espalda.

Estas dos formas de percepción del terror tiene su origen en lo pasional, no recurren el intelecto, son más reacciones espontáneas ante una sensación, ante un acercamiento emotivo.

Y luego está la tercera, muy de moda, a mi modo de ver falaz y artificiosa, esa que convierte e terror en un juego intelectual. Son esas obras en las que, a menos que uno no se siente a posteriori, y comienza a darle al magín, interpretando, reinterpretando, encontrando simbolismos, imágenes, alusiones y metaliteratura, no encuentra lo que causa el terror. Son esas obras que, sin asustar, el crítico o el autor las ensalzan al ser esas obras donde el terror es más autentico puesto que pulsa en los hilos intelectuales, racionales que vibran en el universo y el hombre. Obras donde le terror es el terror a la soledad, el terror a la diferencia, el terror a la igualdad, el terror a la cosificación… obras donde el terror toma un objetivo incorpóreo, en un alcance académico, ya sea en el sentido más apolillado del término o el más rabiosamente rupturista y experimental.

Como amante del terror sobrenatural, desconfío de este último tipo de obras. No las repudio, algunas son excelentes, de lectura penetrante, formulación atractiva, argumento interesante: buenas obras literarias. Sin embargo veo cómo algunos garúes de los cánones intentan imponer este tipo de obras como el referente absoluto y perfecto del relato de terror, y eso me preocupa, me incomoda.. Es como si el terror intentase zafarse de la etiqueta de ‘literatura popular’ recurriendo a los argumentos snobs y academicistas que esgrimen algunos de los contrarios a las literaturas de género. Como si dijésemos, vamos a copiar la tendencia de la ‘buena literatura’ (aburrida, vacua, sosa) para así sentirnos mejor con nosotros mismos.

Bueno, ya lo he escupido.

Para finalizar, recomiendo a todos que, de la forma que sea, se hagan con un ejemplar del libro. Que busquen en bibliotecas, es un libro que merece la pena.

viernes, febrero 16, 2007

Clara Tahoces ganadora del IV Premio Minotauro con Gothika

Estepa. Finales del siglo XVIII. La joven Analisa llega desde Madrid en respuesta a la apremiante llamada de su tía moribunda. Una vez allí la muchacha se ve acosada por extrañas y terribles pesadillas y por un sutil mal que parece estar consumiéndola poco a poco. Un día Analisa despierta dentro de un ataúd. Junto a ella reposa su tía que parece muerta. Cuando la joven escapa y se siente a salvo descubre que algo le ha ocurrido. Y siente la aguda punzada del hambre...

Madrid. Principios del siglo XX. Alejo sabe que solamente su trabajo puede convertir su oficio vocacional, el de escritor, en el verdadero sustento de su vida. Así, mientras se gana el pan trabajando de teleoperador se documenta intensamente para la que será su gran novela. Para ello sale cada noche con Darío, el hermano de su novia, por el ambiente goth madrileño. Todo cambia el día que Alejo conoce a Ana, la mujer enigmática y fascinante que se convierte en su única obsesión.


Minotauro (Planeta, como todos sabemos) ha dado a conocer el resultado del premio que convoca anualmente. La ganadora esta año ha sido Clara Tahoces, con una obra, Gothika, ambientada en el universo vampírico. La verdad es que debo luchar bastante en mi interior para no acabar sucumbiendo al reparo que surge sin ser llamado, y que tiende a etiquetar las cosas sin una lectura, sin un estudio crítico. Y es que todo lo que me hable de vampiros, de su adecuación al medio moderno, del ambiente gótico, me produce un inicio de sarpullido inevitable, una sensación de yo ya he leído algo de eso.

Pero todo aficionado debe luchar contra esos reparos, contra esas ideas preconcebidas. No etiquetemos de partida. Esperemos a leer la obra, a leer las críticas de aquellos que la saboreen, y e cuyo gusto tengamos confianza. El hecho de que un argumento suene manido no indica que la obra lo sea; hay que valorar el estilo, la finalización, el diseño de los personajes...

Como he concluido a veces en el taller de escritura fantástica taller_7, cuando uno escribe algo ya muy trillado, está obligado a echar el resto todavía más, a ofrecer algo que lo haga diferente, algo que resalte en cualquiera de los elementos que conforman una obra y que la haga brilla por encima del esquema básico argumental. Esperemos que el jurado del Minotauro haya visto esto y podamos disfrutar de una buena obra de terror o fantasía oscura.

Enhorabuena Clara, y suerte.

lunes, febrero 12, 2007

Danza Macabra, de Stephen King

Uno de los ejemplos que mejor nos muestran la poco entidad intelectual que tiene la creación de género terrorífico en España es la casi absoluta falta de libros, ya sean ensayos, monografías o estudios, dedicados a dicho tema. Existen excepciones honrosas como la Historia natural de los cuentos de miedo, de Rafael Llopis, el horror preternatural en la literatura, de Lovecraft, y quizá alguna tesis doctoral de la que no tengo noticia, pero seguro que flota por ahí, en algún lado. Por suerte para nosotros, Valdemar, recientemente, se decidió a brindarnos Danza macabra, la obra de Stephen King.

Danza macabra es uno de esos libros que, sin ser ficción, tampoco se pueden considerar como un estudio ordenado y conspicuo. La obra es una interpretación , un vuelo muy personal y algo desordenado de King sobre el universo del terror en Estados Unidos en el último medio siglo. El autor, lejos de profundiza en su actitud creadora, más bien se centra en una lectura de la evolución y las formas del terror como elemento artístico integrante de la cultura popular, así habla del terror en el cine, del terror en la televisión, y por último del terror en la literatura, ciñéndose en este último apartado a un listado de libros favoritos.

Es obvio que las partes en las que nos habla del cine y la televisión pueden ser vistas por los lectores no norteamericanos como un mero divertimento, como un elemento, no desdeñable, pero sin más importancia que la de su carácter anecdótico. Sin embargo es en la parte dedicada al cine, donde King esboza una serie de ideas interesantes acerca del terror como un reflejo de ciertas inquietudes y miedos en lo político, social y económico. Es obvio que hay que aplicar el filtro de los miedos made in USA, que no han tenido que ser los mismo en nuestra vieja Europa. Sin embargo es determinante la influencia norteamericana en este ámbito como para desdeñarla sin más. Además, en casi todos los capítulos deja caer píldoras que invitan a la reflexión crítica

Quizá la parte más interesante del libro sea la última, la referente a las elección de obras literarias que forman las preferencias del autor, su análisis. La parte dedicada a las series televisivas es, en mi opinión, la parte más floja y más ajena al lector español.

En fin, un libro recomendable para aquellos que disfrutan del terror como género y quieren ir un poco más allá de la ficción, entrar en las bambalinas.

lunes, febrero 05, 2007

¿Falta imaginación?

Y esta una pregunta que se me ocurre después de haber tenido la portunidad de haber visto el trailer de la película de terror neocelandesa Black sheep.

Está visto que no son suficientes ni las pirañas, ni las abejas, ni las arañas, ni las musarañas (sí, no recuerdo el título, pero sé que hay por ahí una vieja película, especulo que de serie j,k l ó z, donde las musarañas atacan y devoran a nuestros desprevenidos congéneres humanos)... repito, parece que faltaba añadir uno más a la lista de animalitos mutados en bestias hambrientas e insaciables.

Les aseguro que, a partir de ahora el corderito de Norit va a poseer un nuevo significado, y no digamos ya la filia ovina de Carmen Sevilla...

Pero, al grano. ¿Qué sucede? la imaginación se ha convertido en un producto de lujo al que sólo acceden unos pocos elegidos. Cada vez que entro en algúna web dedicada a comentar y listar las nuevas películas de terror, me asombro de la cantidad de basura, de remakes, de vueltas de tuerca y de naderías que nos inundan. Sin ir más lejos, otro ejemplo, esta vez hollywoodiense, lo vi ayer mismo... la soporífera la última señal, donde Andy Macdowell se ganaba unos dólares aburriendo al personal en una historia de fantasmas acaramelados.

Bueno. Ya me he quejado, ya he gritado... ahora, ya saben.

Cuidado con las ovejas mutantes... y con las inocentes musarañas.

Y miren, a lo mejor la peli es buena y todo...

Y encontré la película de las musarañas: killer shrews

jueves, febrero 01, 2007

Vampiros

Dentro del género del terror hay una figura que destaca por encima de otras. El vampiro se ha convertido más en un paradigma que en un personaje como tal.

No voy a ponerme a desarrollar un ensayo acerca de la figura del vampiro en la historia, el cine y la literatura. Esta entrda viene a cuento de un comentario que escribí hace poco en un blog amigo. Tal comentario despotricaba, de una forma bastante exagerada, acerca de la última revisión del personaje: esa saga de vampiros a lo Anne Rice, exquisitos, lánguidos, mundanos... una caterva de egomaníacos con sobredosis de spleen.

Y es que abogo por la recuperación de ese otro vampiro, el original, el histórico: Brucolaco, Vourdalak, Strigoi... Menos Freud y más Folklore, menos sensualidad soterrada y más apetito desbocado, menos modelos prêt-à-porter de época y más tierra de cementerio maloliente y putrefacta. Menos introspección narcisista y más miedo en el sentido estricto de la palabra. Esta nueva saga de vampiros no asusta: por contra fascina, atrae, busca no seguidores, sino imitadores. Y no es que me parezca mala literatura, o crea que haya que borrarlos del mapa... nada de eso. Hay joyas, hay excelentes escritos y películas que merecen la pena ser leídos y vistos. Simplemente abogo por la recuperación del vampiro como mito terrorífico, como ser al que temer, no como ser al que imitar, al que buscar para que nos muerda y así ser uno más de los no muertos tan 'guays' que andan por la vida pasando por encima de todas la convenciones, saltándose las odiosas normas, por encima de los simples y aburridos mortales.

Y escribo esta entrada porque, lo dicho hasta ahora e ssimilar a lo que contaba en ese comentario, y el otro día me di cuenta de algo, y ese algo es la gran correspondencia que existe entre el personaje del Zombie y el arquetipo folklórico del vampiro:

El mito del muerto no muerto que retorna, que simplemente retorna y busca a aquellos que le han sido más cercanos en vida, que retorna portando el vaho de la muerte y un hambre insaciable de vida.

Ya sé que es quizá rizar el rizo en exceso, pero no puedo evitar hacer esa comparación. Sinceramente, hagan ese ejercicio de suspensión de incredulidad, tan necesario para leer cualquier historia fantástica. Comparen, una bestia desbocada, sin razón, hambrienta, furiosa, simple y directa; o un refinado cursi, un Annibal Lecter de pacotilla que tanto disute con uno de la esencia de la metáfora en la obra de Byron, como le muerde el cuello con una exquisitez acrisolada, o se detiene en el bello arte de la tortura...

Yo lo tengo claro, de los segundos conozco unos cuantos sociópatas muy, muy reales... los otros, bueno, los primeros mejor no encontrarlos cara a cara en mi imaginación.

Saludos

martes, enero 23, 2007

De nuevo en Divergencia Cero

Me gusta la sensación que a uno se le queda al escuchar un buen relato de miedo. Y digo al escuchar, sí. Y no les vuelvo a recomendar Divergencia Cero porque haya un nuevo relato mío , Pasado, entre esa impresionante colección de buenos trabajos, no. Se la recomiendo porque merece la pena, porque, viviendo como vivimos en un mundo audiovisual, más visual que otra cosa, es bueno recordar otrras formas de narración, otras formas de expresión que ilustran nuestro sentido de la realidad... o de la irrealidad.

Una vez más, gracias a David Jasso por su labor de locución, impecable y escalofriante.

martes, enero 16, 2007

Básicos del terror: Fantasmas - Peter Straub

Ando enzarzado con el ensayo de Stephen King, Danza Macabra. Dejaré para otro momento una reseña acerca de esta obra. Pero ahora mismo aprovecharé que en uno de sus capítulos, en el que King enumera y analiza cuáles son para él las mejores novelas de terror actuales, aparece como primera en la lista la que para mí es una de las obras redondas de la ficción terrorífica.

Me refiero a Fantasmas de Peter Straub.

Nunca me cansaré de recomendar la lectura de esta obra, acompaño a la recomendación un aviso, como en toda gran novela, tanto en calidad, como en longitud, pude que al principio nos encontremos perdidos o confusos. Pero con Fantasmas no hay que preocuparse, lentamente, con seguridad, el autor despeja las dudas que pudieran habernos surgido y nos sumerge en los espeluznantes sucesos que acaecen en la ciudad de Milburn y por los que la Chodwer Society casi es borrada de la faz de la tierra.

Fantasmas pertenece a lo que se ha venido a llamar el Nuevo Gótico Americano. Señoras,señores, hace poco me enteré de ello, y les aseguro que no sé bien todavía del porqué de esta catalogación. Lo que sí sé es que nos enfrentamos a un relato de terror magnífico, un relato donde uno encuentra fantasmas, vampiros, zombies y hombres lobo… de todo, pero cuidado, a veces estas criaturas no aparecen como tales a las claras y se requiere un mínimo esfuerzo por parte del lector para ubicarlas. Porque Straub no nos las muestra como tales, nos las insinúa con sus actos, con sus palabras y silencios.

Aunque el protagonista absoluto de la obra es el fantasma, una concepción del fantasma un tanto peculiar e innovadora. Un fantasma que es más una encarnación del mal, un mal que pervive a lo largo del tiempo y que gusta de exprimir la cordura y la vida de aquellos que, ya sea a conciencia o de refilón, se acercan a él.

Se trata de una novela complicada, con una multiplicidad de personajes abrumadora, en ella es fundamental no sólo la propia trama terrorífica, también lo es la perfecta ambientación; como ya he dicho en otras entradas, en algunas obras de terror el entorno y la relación con el mal que causa ese terror y los protagonistas que lo sufren es esencial. Quizá algunos dirán de ella que se pierde en un excesivo recurso a la ambientación local, casi folclórica , del entorno, que abusa de excesivas inmersiones en las biografías de los personajes, de flashbacks, pero como toda buena trama de artesanía todas esas hebras, en principio sobrantes, terminan por completar el todo con casi absoluta perfección.

Intentar resumir el argumento del libro sería una tarea complicada que, además, les sustraería una buna dosis de tensión y gratos momentos a su lectura. Tan sólo decirles que corran a sus librerías de segunda mano, a los catálogos de Internet y la consigan como sea. A los amantes del terror con clase les supondrá un grato manjar.

Para los irreductibles del cine, decirles que existe una adaptación cinematográfica de no demasiada calidad: Ghost Story (Historia macabra, 1981), de John Irvin. Donde podemos ver a un grupo de viejas glorias de Hollywood embarcadas en esta sinistra y aterradora composición (Fred Astaire, Melbyn Doauglas, Douglas Fairbancks Jr…. etc).

Espero ansioso sus opiniones

Fantasmas en La tercera Fundación
Fantasmas en El Archivo de Nessus

Nuestras revistas... en papel

Después de la debacle que los amantes del fantástico hemos sufrido al ver desaparecer una tras otra ciertas revistas, podíamos decir esenciales, del mundo de los kioskos, sería bueno hacer un pequeño repaso de aquellas otras que todavía perviven y que, gracias al esfuerzo de aficionados incondicionales, han surgido a la estela de las fenecidas.

Y, obviamente, sólo puedo hablar de las que han caído en mis manos.

SABLE

Fermín Moreno y su Asociación Cultural Ediciones Tusitala editan este magnífico ejemplo de que lo fantástico no tiene fronteras. Con una maquetación, traducción y presentación impecables, presenta artículos, relatos, ilustraciones y cómics de autores de variopintas nacionalidades. Es un buen método para que todos nos acerquemos a las formas de creación en otros países sin esfuerzo. No se centra en ningún género en particular.

Y se me olvidaba, tiene su versión francesa. Gran trabajo de Fermín.

Página web de Sable

MIASMA

El terror se mueve, y lo hace con buen pie. Esta joven revista (o fancine, como quireran ustedes llamarlo) comenzó como todas, con paso inseguro, pero número a número se ha ido abriendo camino, ganando en calidad y cantidad. No esperen de ella grandes alaracas gráficas, es una creación sencilla, que se centra en la calidad del contenido y no tanto en la forma; quizá sea este uno de esos puntos en os que deban mejorar, pero después de haber leído sus últimos números, creo que van ganando firmeza en su paso y que, pronto, nos depararán más y mejores sorpresas.

Página web de Miasma

TIERRAS DE ACERO

No sé si la revista surgió a la sombra de la página web o fue al revés, pero, en mi opinión, Tierras se ha convertido en un referente especial del mundo del fantástico español. Sus números han ido ganando en calidad, tanto en contenido como en presentación, con una velocidad endiablada. En ella encontraremos a un elenco de creadores y críticos de primer orden. Tierras no desdeña ningún género, experimenta con formas diferentes de acercarnos el mundo del fantástico. Una buena recomendación.

Se escuchan rumores de que a lo mejor puede desaparecer o cambiar su rumbo... recemos.

Página web de Tierras de Acero

CTHULHU

Hablamos de la más joven de las revistas que han caído en mis manos. Se trata de una revista centrada en el cómic y la ilustración, aplicados al terror y la fantasía oscura. Su factura es impecable y sus contenidos atractivos. Quizá, y esto es una opinión, venga a ocupar un nicho que hasta ahora ha estado vacío. Después de haber leído sus dos primeros números, pienso que podemos esperar mucho de ella.

Página Web de Cthulhu

Y por ahora no hay más. Si ustedes saben de alguna otra que merezca la pena, por favor, perdonen mi ignorancia y no duden en insertar una nota... ya saben, escriban toda la información que sea necesaria en un comentario.

martes, enero 02, 2007

El tiempo y la cultura

Uno se hace mayor. Y saben en qué lo nota, en que toma la irremisible decisión de no ir más allá al leer, al ver, al oír cuando, al cabo de un tiempo pertinente, lo que lee, ve, escucha le resulta tedioso, contumaz, intratable. También dice que uno sabe que se está volviendo viejo cuando comienza a despotricar contra la 'juventud'... pero ese es un tema que se tratará, si merece en otra entrada.

Quizá sea una drástica decisión, pero ya se me ha pasado el tiempo de la juventud en la que el tiempo era algo que sobraba y eso, llamado mente, tambien era una especie de tábula rasa que había que llenar con todo lo digerible que pasase delante de las manos y ojos.

De un tiempo a esta parte me pasa con muchos libros y películas. Obras a las que, más joven, hubiera dado unas horas de mi existencia, una segunda o tercera oportunidad a riesqgo de sacar la única conclusín de haber perdido el tiempo y el dinero. Ya he tenido tiempo de crearme mis gustos y opiniones, incluso, a riesgo de parecer un resabiado, de aceptar algo parecido a una ideología y una moral, tengan el marchamo que les parezca. Y esto lo aplico a la hora de cerrar unas páginas o apagra un aparato de televisión cuando lo que tengo delante no termina de gustarme a la primera.

Y es que, no sé si les pasará a alguno de ustedes, uno tiene la sensación de que no debe perder el tiempo, de que debe buscar sólo manjares que le deleiten, de que ya ha pasado la época en la que era una obligación, una necesidad acabar con todo lo que se pusiera por delante.

Dirán que me piedo alguna joya, algúno de esos objetos que ocultan su belleza tras un patinazo inicial; lo sé, lo asumo, y si se me dan los argumentos necesarios, quizá retome el trabajo. Pero mientras tanto prefiero invertir el poco tiempo libre que me queda en el día en la cultura y el ocio que me deleita y me llena.

Dos nuevos relatos publicados

Pues eso. El primero se trata de Palomas, y ha sido amablemente scado del exilio por el equipo de Rescepto en su último número, el siete. Se trata de un viejo cuento de miedo, escrito ya hace un tiempo. El segundo es una entrada en el mundo incierto de la más pura fantasía, cundo lo real y lo mitológico se entretejen, Cruzar el río, y Eximeno y compañía han tenido a bien publicarlo en el numero veinte de Qlipoth.

ESpero sinceramente que a todos les gusten.

domingo, diciembre 24, 2006

Visitante de dormitorio

¿Recuerdan aquella entrada anterior, en la que hablaba de la oraslidad del relato de terror? Pues bien. Si quieren comprobarlo por ustedes mismos, pueden escuchar en Divergencia Cero mi relato corto >Visitante de Dormitorio.
Les aseguro que sólo escuchando a David Jasso, uno ya siente miedo.

lunes, diciembre 18, 2006

La importancia del entorno en el relato de terror

No es necesario afirmar que H. P. Lovecraft es uno de los autores que ha influido sustancialmente en el moderno cuento de terror. Su presencia, sus obras, suponen un salto cualitativo sobre el que posteriores autores han apoyado sus primeros pasos o algunas de sus creaciones. Quizá el estilo de Lovecraft, su forma de escribir, pueda dejarnos indiferentes, no gustarnos, parecernos pueril y alambicado, pero no podemos negar que ha habido un antes y un después del autor de Providence.

Son diversos los puntos e ideas que han sufrido una revolución o, yendo más adelante, han aparecido como novedades en la literatura de terror promovidos por este autor. Hoy me voy a detener en uno de ellos al que le tengo un especial afecto: el uso com, un elemento fundamental, casi como un personaje más, de la localización física de las historias.

¿Qué sería de la obra de Lovecraft sin Innsmouth, Dunwich, Arkham, Providence... Nueva Inglaterra, esa Nueva Inglaterra preñada de ancestrales y oscuros arcanos, cargada con una impronta de siniestra oscuridad, plagada de rincones hechizantes, marcada por la mano del mal?

Quizá sea la literatura Góticala primera que haya realizado un intento por reconvertir la situación física del relato, de dotarla de un nuevo y más profundo significado y utilidad aparte de ese ser un mero marco donde localizar los hechos. No hablamos del ambiente, vamos más allá: hablamos de unas tierras, de un pueblo, de una casa... y Lovecraft añade unas gentes, un estilo de vida marcado por lo siniestro.

Creo que Lovecraft es el autor que, tras Machen y Blackwood, que dan tímidos pasos hacia ello, termina por entender la importancia capital que tiene el entorno físico para acentuar diversos aspectos macabros e inquietantes de la historia. Se puede decir que casi se convierte en un escritor costumbrista, un etnólogo que se detiene a hablarnos de las gentes que pueblan las tierras malditas donde acaecen sus historias. Sí, podríamos afirmarlo del todo, si no fuera porque en el fondo es una creación más, un aporte fantástico, que complementa el devenir del relato en sí. Pensemos en Innsmouth, en Dunwich, en la tenebrosa Arkham, en sus gentes: deformes, sus inmigrantes turbios, sus sagas familiares con la depravación de la mezcla maldita marcada en sus genes. En las tierras de Lovecrat el mal se trasmuta, no sólo en un comportamiento, también en unos hechos, también lo hace en aspectos palpables, físicos. Lovecraft construye una Nueva Inglaterra virtual, sí, con sabias pinceladas que mezclan lo real que cualquier viajero puede observar, con toques numinosos que muestran una faz más oscura, que reconstruye al esencia del lugar y la de sus gentes, que los redefine y nos obliga a contemplarlos desde una nueva perspectiva, más ominosa, más preocupante y tenebrosa.

Herederos, las historias que se me vienen a la cabeza son las de algunos relatos y novelas de Ramsey Campbell en sus inicios: p.e. la obra que ya cité en otra entrada, El sol de media noche. Pero las dos obras que heredan a su manera ese hacer del maestro de Providence son: El misterio de Salem's Lot (La hora de vampiro) e It de Stepehn King; así como mi adorada y nunca olvidada Fantasmas, junto con Dragón, ambas de Peter Straub; Una tranquila noche de terror y El sonido de la medianoche, de Charles L. Grant. Seguramente habrá muchas más, novelas y relatos, no me importa que ustedes, lectores me las recuerden, que hagan un listado con las que puedan faltar y me lo envíen. En todas ellas la ciudad, el entorno, la tierra, el bosque, se convierten en un añadido, en un nuevo icono sobre el que dirigir nuestra atención de lectores en busca de la experiencia del desasosiego. La historia de sus habitantes, la historia del sitio en sí, marca el tempo del relato, señala el argumento, el núcleo más profundo del mal subyacente puesto que ese mal es una fina hebra que se ha ido entrelazando a lo largo de ese devenir con el paso del tiempo.

La mística del lugar, el pueblo, la ciudad como un personaje más que envuelve y arropa con abrazo frío al resto de los personajes: sus calles, con sus historias, su devenir a lo largo del tiempo, siempre con la presencia soterrada o fundamental de una sólida corrupción, de un mal que acaricia el asfalto, las fachadas y los árboles, el comportamiento de los vecinos. Como algo más que un simple marco.

Hace poco, en uno de los comentarios al hilo de una entrada del blog, se hablaba de un mal (terror) que procede del interior del personaje, o de un mal que procede del exterior, que lo abruma y destruye, cada uno a su manera particular. En Lovecraft y todos estos autores, en las obras citadas, ambas visiones del origen del mal, del terror, se conjugan, se hacen indiferenciables; el mismo mal se trasmuta de cualquier manera, sin importarle el método. Ese es el aporte mágico de Lovecraft, ese saber mezclar esos dos conceptos aparentemente disociados en uno solo que nos da una visión holística del terror.

'La macabra adicción' en Vórtice en línea

Pues sí. Además de un minicuento, Impostura, en ficción breve de Axxon, este mes entro con fuerza. La gente de Parnaso ha confiado en mí y me ha publicado el relato La macabra adicción en el número 9 de Vórtice en línea, nada menos que al lado de Edu Vaquerizo, un honor.
Muchas gracias a todos los que me han apoyado y confiado en mí, como siempre.